Escribo páginas blancas con tinta invisible que
permanecen en mi memoria, a veces desmemoriada y otras premonitorias, y van
pasando hojas llenas de cordura que los libros almacenan en el bolígrafo inexperto
y curioso. Van dejando huellas de escritores que leí, que estoy leyendo y hasta
de los que me faltan por leer. No escribo para odiar, ni para culpar, escribo
para recordarme que estoy viva y que esa vida me la dan ellos, los libros. Los
que me abren la mente, la conciencia, el amor y el coraje de vidas que nunca
viviré y algunas veces sueño. Hoy soy Dulcinea del Toboso, soy Julieta Capuleto,
soy Emma Bovary, soy Fortunata, soy Clarisa Dalloway, soy la Maga, soy María Martínez,
soy la que está por nacer. Y me dará el
sol o el viento en la cara entusiasmada recorriendo las librerías y los puestos
de la feria y, hablaré con el escritor que me presentarán a una nueva amiga o
amigo mostrándome nuevos mundos sin fronteras, sin perjuicios, sin análisis,
sin miedos. Hoy saldré en busca de aventura para salvar al libro de páginas
abiertas. Ya, ya sé... Hoy saldré para que me salve de la rutina el libro. Feliz
lectura.
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