jueves, 29 de marzo de 2018

LOS ELEGIDOS (Capitulo 1)


LA VISIÓN

Mi nombre es Mahatma, que viene a significar “Gran Alma”, soy un Lama y actualmente resido en el Tíbet. Me gustaría contarles una historia, que no hace mucho pasó. Estaba yo en plena meditación, cuando visioné La Tierra en un futuro no muy lejano. Sus calles grises, estaba desiertas debido a la contaminación y las pocas gentes que por ellas paseaban, iban sin luz en la mirada y con mascarilla. El calentamiento global del planeta estaba cada vez era más elevado, haciéndose casi milagroso, el caminar doscientos metros sin que te desfallecieras. Las tierras estaban estériles y pidiendo, compasión ante la lluvia ácida producida por las fábricas y los automóviles, la desforestación era tan abusiva, que los niños apenas sabía lo que era una orquídea o un roble. Los bosques, se horrorizaban cuando veía a una sierra eléctrica o a los cambios climáticos, pero, aún más a la imprudencia de los seres humanos cuando salían al campo con las barbacoas o a los campesinos noveles cuando quemaban las hierbas malas. Al final, siempre terminaban incendiando los bosques. El oxigeno que estos nos proporcionaban tan necesario para nuestro planeta, estaba siendo aniquilado. La capa de ozono que nos protegía de los rayos ultravioletas, que el astro Sol nos enviaba, iban desapareciendo dando paso a enfermedades epidérmicas. La tierra era tan ácida, que se hacía imposible cultivarla y la mar se convertía en un vertedero más, que usábamos los humanos, exterminando a los animales marinos. Era evidente que esas imágenes eran un aviso.

Mi estado emocional me hizo reaccionar y sin pérdida de tiempo, fui a ver a mi Maestro y líder espiritual, el Dalai. Le fui contando todo lo de mi visión sin dejar que nada se me escapase pero, preso de mi angustia, mis palabras salían atropelladas y demasiado deprisa para ser escuchadas. El Maestro con la mirada serena y apoyando una mano sobre mi hombro, logró que mi nerviosismo desapareciera y mis palabras se serenasen para ser coherentes.

¾    Mahatma, lo que tienes que hacer es seguir con tus ejercicios. Si te llegó esa visión, también te llagara como resolverlo. Ten calma y sé solo un observador, no te asustes. Pon atención a cada imagen, por extraña que parezca y ven a contármelo. Pensaremos como darle respuesta.

Siguiendo sus sabios consejos, retomé mi meditación matinal al día siguiente, y no tardando mucho aparecieron las imágenes en las que ahora estaba como mero espectador, sin interrupciones y viendo todo lo que pasaba.

Esta vez, me llevaban a la costa levantina de España, donde dos hermanos de 7 anos y 5 recién cumplidos, serían los encargados de salvar el planeta. Puse toda la atención de la que fui capaz, haciendo caso al Maestro pero no entendía como dos niños podían cargar con tanta responsabilidad. “Pon atención a cada imagen por extraña que parezca” Esta frase del Maestro me venía a la cabeza. Los niños eran los encargados de escribir en unas tablas qué salían de la tierra. Ellos debían de reescribir nuestra historia en una segunda oportunidad que se nos brindaba. Después de una hora de cavilaciones, no logrando entender la unión de estos niños con la salvación del planeta, volvía ver al Maestro.

¾    Mahatma si este mundo tiene una oportunidad de salvarse, escribiendo en las Tablas Sagradas, nada mejor que unas manos blancas con la mente pura. Un niño de cuatro años puede tener una objetividad y un karma que un hombre de 40 ó 80 años, no tenga. Todo depende del interior de cada persona y la fe con la que realiza las cosas. Lo que debes de hacer de inmediato es localizarlos y explicarles cuál es su misión en la Tierra. Me dijiste que eran españoles. Ya tienes un comienzo pero antes vuelve a tus ejercicios por si te aparecen más visiones de cómo contactar con ellos.

Llevaba una hora de meditación sin que apareciesen más imágenes reveladoras. Mi mente estaba cansada y mis pensamientos se descontrolaban. Hice un descanso para beber un vaso de agua y encontrar la paz interior de la que ahora tenía falta. Una vez recuperado mi “ser” sin que los malos pensamientos entraran en mi mente, volví a ver nuevas imágenes.

Esta vez era una mujer de mediana edad que tonteaba alegremente con las ciencias ocultas, que tanto gustan a los occidentales. Era una mujer inquieta e impulsiva. Seguía como observador sin que mi mente la rechazara y proseguir con ellas. La mujer europea hablaba con otra de edad similar pero con rasgos orientales, se notaba que eran amigas por cómo se trataban. Me fijaba en la escena y vi un arco en una ciudad grande, era Madrid y por el idioma en el que hablaban, no albergaba ninguna duda. España abría sus puertas a mis visiones. De pronto, la mujer inquieta la veía en la Fuente de Trevi, por lo que me hacía dudar de donde estaban y no tardando en comprender que era española residente en Roma. A continuación me vino la gran pregunta. “¿Qué relación tenían con los niños?” No lograba enlazarlos, estando ellos en el Levante español, una en Madrid y la otra en Roma. Decidí dar descanso a mis pensamientos y dejarlo para el día siguiente. La salvación era posible solo había que reunirlos, prepararlos y que éstos colaboraran y tuvieran éxito en la misión que se les encomendaba. Su fracaso, sería nuestro fracaso.

Entrada la tarde, el Dalai salía a mi encuentro por uno de los pasillos del templo y sin preámbulos, me preguntó si había noticas nuevas. Al contarle lo que había visto y lo curioso de los rasgos orientales de una de las mujeres, el Dalia me pidió que lo acompañase. Para mi asombro, en uno de los libros referentes a Buda se hablaba de una mujer de origen oriental cuya descendencia sería la encargada de salvar la raza humana. Una mujer culta y con la paz interior necesaria para los problemas y peligros que la misión conllevaba. Su templanza ayudaría a sus descendientes en su karma e instruirles de lo que debían de hacer como hombres de bien. Esa mujer era descendiente de un lama del Tíbet discípulo de Buda y llevaría el nombre de una flor símbolo del Nuevo Mundo y cuyo significado sería “La pradera que esta cobijada por el valle”   No daba crédito a lo que tenía delante de mis ojos cuando el Dalai con la voz serena pero firme, mirándome a los ojos me dijo.

¾    Mahatma, tienes que conectar con la mujer que está en Roma. Si es impulsiva será más fácil de convencerla de la importancia de la misión. Pídele ayuda al lama Djwhal que es experto en conectar con el mundo occidental. La mujer que está en Roma se verá pronto con la oriental y creo entender que esos niños serán sus nietos. Djwhal te ayudará a convencerla más fácilmente por lo que me dices.

Al día siguiente Djwhal y yo, buscamos en los chat de ciencias ocultas algún comentario de la mujer española, tardando cerca de cuatro horas en encontrarla, en un chat, hecho en Italia, para gente de habla hispana. La estuvimos observando varios días de cómo se desenvolvía y cuando Djwhal percibió, por sus respuestas, que se aburría, entró en el chat directamente hablar con ella. Yo le seguía sin saber muy bien que decir y recordando que en mis apariciones estaban siempre presente esa magia de la que se habla tanto en occidente y de las gemas del horóscopo, así como el Gran Adamas, que no era otra cosa que un diamante mágico con un color azulado. Para estos menesteres, tuve que pedir ayuda a un gran amigo inglés que era sabedor de esas artes de la magia. Un gran mago, al que no le gustaba presumir de ello, y que sólo ayudaba al que se lo pidiera aunque en verdad, trabajaba para Scotland Yard. El entraría en nuestro grupo del chat y él la iniciaría en lo más básico de la magia. La misión comenzaba a tomar color, solo faltaba el eslabón que Belén tenía que unir con su amiga. El poder de convicción que tuviera con ella sería determinante.

Al cabo de quince días en los que chateábamos diariamente y habiendo hablado y pidiéndole permiso a Harrie, mi amigo, el mago inglés, le comenté a mi nueva amiga, lo bueno que era con la magia y si le apetecía conocerlo por el chat, a lo que ella accedió encantada. Harrie entraba en escena sabiendo todo lo referente a mi visión, en una tarde que contactando y congeniando muy bien con ella, quiso profundizar más en el tema de adivinar lo que pasaría si el planeta se volviera un caos. Harrie analizaba con detalle todas sus respuestas y no tardando mucho comenzó a iniciarla más seriamente en el mundo de la magia blanca. Una vez que la vio preparada para lo que tenía que cumplir, mi amigo me avisó para que le contara lo que el destino le tenía preparado y lo importante que era que lo aceptara. Nos costó más de lo que pensábamos el convencerla pero una vez que aceptó la misión, Harrie le daba cursillos acelerados de la magia que podrían necesitar en el viaje. Yo la informaba de lo que le abrían las puertas con las gemas y el diamante, explicándole Harrie lo que significaba zodiacalmente cada gema y como llamaban a ese diamante en particular. El Gran Adamas- La misión comenzaba a tomar forma- Yo se lo explicaría mejor en una carta dirigida a su casa todo lo que había visto y en parte como lograrlo, el resto dependerían de ellos y de los amigos que encontrarían por el camino.

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