LA VISIÓN
Mi nombre es Mahatma, que viene a significar “Gran Alma”, soy un Lama y actualmente resido en el Tíbet. Me gustaría contarles una historia, que no hace mucho pasó. Estaba yo en plena meditación, cuando visioné La Tierra en un futuro no muy lejano. Sus calles grises, estaba desiertas debido a la contaminación y las pocas gentes que por ellas paseaban, iban sin luz en la mirada y con mascarilla. El calentamiento global del planeta estaba cada vez era más elevado, haciéndose casi milagroso, el caminar doscientos metros sin que te desfallecieras. Las tierras estaban estériles y pidiendo, compasión ante la lluvia ácida producida por las fábricas y los automóviles, la desforestación era tan abusiva, que los niños apenas sabía lo que era una orquídea o un roble. Los bosques, se horrorizaban cuando veía a una sierra eléctrica o a los cambios climáticos, pero, aún más a la imprudencia de los seres humanos cuando salían al campo con las barbacoas o a los campesinos noveles cuando quemaban las hierbas malas. Al final, siempre terminaban incendiando los bosques. El oxigeno que estos nos proporcionaban tan necesario para nuestro planeta, estaba siendo aniquilado. La capa de ozono que nos protegía de los rayos ultravioletas, que el astro Sol nos enviaba, iban desapareciendo dando paso a enfermedades epidérmicas. La tierra era tan ácida, que se hacía imposible cultivarla y la mar se convertía en un vertedero más, que usábamos los humanos, exterminando a los animales marinos. Era evidente que esas imágenes eran un aviso.
Mi nombre es Mahatma, que viene a significar “Gran Alma”, soy un Lama y actualmente resido en el Tíbet. Me gustaría contarles una historia, que no hace mucho pasó. Estaba yo en plena meditación, cuando visioné La Tierra en un futuro no muy lejano. Sus calles grises, estaba desiertas debido a la contaminación y las pocas gentes que por ellas paseaban, iban sin luz en la mirada y con mascarilla. El calentamiento global del planeta estaba cada vez era más elevado, haciéndose casi milagroso, el caminar doscientos metros sin que te desfallecieras. Las tierras estaban estériles y pidiendo, compasión ante la lluvia ácida producida por las fábricas y los automóviles, la desforestación era tan abusiva, que los niños apenas sabía lo que era una orquídea o un roble. Los bosques, se horrorizaban cuando veía a una sierra eléctrica o a los cambios climáticos, pero, aún más a la imprudencia de los seres humanos cuando salían al campo con las barbacoas o a los campesinos noveles cuando quemaban las hierbas malas. Al final, siempre terminaban incendiando los bosques. El oxigeno que estos nos proporcionaban tan necesario para nuestro planeta, estaba siendo aniquilado. La capa de ozono que nos protegía de los rayos ultravioletas, que el astro Sol nos enviaba, iban desapareciendo dando paso a enfermedades epidérmicas. La tierra era tan ácida, que se hacía imposible cultivarla y la mar se convertía en un vertedero más, que usábamos los humanos, exterminando a los animales marinos. Era evidente que esas imágenes eran un aviso.
Mi estado emocional me hizo
reaccionar y sin pérdida de tiempo, fui a ver a mi Maestro y líder espiritual,
el Dalai. Le fui contando todo lo de mi visión sin dejar que nada se me
escapase pero, preso de mi angustia, mis palabras salían atropelladas y
demasiado deprisa para ser escuchadas. El Maestro con la mirada serena y
apoyando una mano sobre mi hombro, logró que mi nerviosismo desapareciera y mis
palabras se serenasen para ser coherentes.
¾ Mahatma, lo que tienes que hacer es
seguir con tus ejercicios. Si te llegó esa visión, también te llagara como
resolverlo. Ten calma y sé solo un observador, no te asustes. Pon atención a
cada imagen, por extraña que parezca y ven a contármelo. Pensaremos como darle
respuesta.
Siguiendo sus sabios consejos,
retomé mi meditación matinal al día siguiente, y no tardando mucho aparecieron
las imágenes en las que ahora estaba como mero espectador, sin interrupciones y
viendo todo lo que pasaba.
Esta vez, me llevaban a la costa
levantina de España, donde dos hermanos de 7 anos y 5 recién cumplidos, serían
los encargados de salvar el planeta. Puse toda la atención de la que fui capaz,
haciendo caso al Maestro pero no entendía como dos niños podían cargar con
tanta responsabilidad. “Pon atención a
cada imagen por extraña que parezca” Esta frase del Maestro me venía a la
cabeza. Los niños eran los encargados de escribir en unas tablas qué salían de
la tierra. Ellos debían de reescribir nuestra historia en una segunda
oportunidad que se nos brindaba. Después de una hora de cavilaciones, no
logrando entender la unión de estos niños con la salvación del planeta, volvía
ver al Maestro.
¾ Mahatma si este mundo tiene una
oportunidad de salvarse, escribiendo en las Tablas Sagradas, nada mejor que
unas manos blancas con la mente pura. Un niño de cuatro años puede tener una
objetividad y un karma que un hombre de 40 ó 80 años, no tenga. Todo depende del
interior de cada persona y la fe con la que realiza las cosas. Lo que debes de
hacer de inmediato es localizarlos y explicarles cuál es su misión en la
Tierra. Me dijiste que eran españoles. Ya tienes un comienzo pero antes vuelve
a tus ejercicios por si te aparecen más visiones de cómo contactar con ellos.
Llevaba una hora de meditación sin
que apareciesen más imágenes reveladoras. Mi mente estaba cansada y mis
pensamientos se descontrolaban. Hice un descanso para beber un vaso de agua y
encontrar la paz interior de la que ahora tenía falta. Una vez recuperado mi
“ser” sin que los malos pensamientos entraran en mi mente, volví a ver nuevas
imágenes.
Esta vez era una mujer de mediana
edad que tonteaba alegremente con las ciencias ocultas, que tanto gustan a los
occidentales. Era una mujer inquieta e impulsiva. Seguía como observador sin
que mi mente la rechazara y proseguir con ellas. La mujer europea hablaba con
otra de edad similar pero con rasgos orientales, se notaba que eran amigas por
cómo se trataban. Me fijaba en la escena y vi un arco en una ciudad grande, era
Madrid y por el idioma en el que hablaban, no albergaba ninguna duda. España
abría sus puertas a mis visiones. De pronto, la mujer inquieta la veía en la
Fuente de Trevi, por lo que me hacía dudar de donde estaban y no tardando en
comprender que era española residente en
Roma. A continuación me vino la gran pregunta. “¿Qué relación tenían con los niños?” No lograba enlazarlos,
estando ellos en el Levante español, una en Madrid y la otra en Roma. Decidí
dar descanso a mis pensamientos y dejarlo para el día siguiente. La salvación
era posible solo había que reunirlos, prepararlos y que éstos colaboraran y tuvieran
éxito en la misión que se les encomendaba. Su fracaso, sería nuestro fracaso.
Entrada la tarde, el Dalai salía a
mi encuentro por uno de los pasillos del templo y sin preámbulos, me preguntó
si había noticas nuevas. Al contarle lo que había visto y lo curioso de los
rasgos orientales de una de las mujeres, el Dalia me pidió que lo acompañase.
Para mi asombro, en uno de los libros referentes a Buda se hablaba de una mujer
de origen oriental cuya descendencia sería la encargada de salvar la raza humana.
Una mujer culta y con la paz interior necesaria para los problemas y peligros
que la misión conllevaba. Su templanza ayudaría a sus descendientes en su karma
e instruirles de lo que debían de hacer como hombres de bien. Esa mujer era
descendiente de un lama del Tíbet discípulo de Buda y llevaría el nombre de una
flor símbolo del Nuevo Mundo y cuyo significado sería “La pradera que esta cobijada por el valle” No
daba crédito a lo que tenía delante de mis ojos cuando el Dalai con la voz
serena pero firme, mirándome a los ojos me dijo.
¾ Mahatma, tienes que conectar con la
mujer que está en Roma. Si es impulsiva será más fácil de convencerla de la
importancia de la misión. Pídele ayuda al lama Djwhal que es experto en
conectar con el mundo occidental. La mujer que está en Roma se verá pronto con
la oriental y creo entender que esos niños serán sus nietos. Djwhal te ayudará
a convencerla más fácilmente por lo que me dices.
Al día siguiente Djwhal y yo,
buscamos en los chat de ciencias ocultas algún comentario de la mujer española,
tardando cerca de cuatro horas en encontrarla, en un chat, hecho en Italia,
para gente de habla hispana. La estuvimos observando varios días de cómo se
desenvolvía y cuando Djwhal percibió, por sus respuestas, que se aburría, entró
en el chat directamente hablar con ella. Yo le seguía sin saber muy bien que
decir y recordando que en
mis apariciones estaban siempre presente esa magia de la que se habla tanto en
occidente y de las gemas del horóscopo, así como el Gran Adamas, que no era
otra cosa que un diamante mágico con un color azulado. Para estos menesteres,
tuve que pedir ayuda a un gran amigo inglés que era sabedor de esas artes de la
magia. Un gran mago, al que no le gustaba presumir de ello, y que sólo ayudaba
al que se lo pidiera aunque en verdad, trabajaba para Scotland Yard. El
entraría en nuestro grupo del chat y él la iniciaría en lo más básico de la
magia. La misión comenzaba a tomar color, solo faltaba el eslabón que Belén
tenía que unir con su amiga. El poder de convicción que tuviera con ella sería
determinante.
Al cabo de quince días en los que
chateábamos diariamente y habiendo hablado y pidiéndole permiso a Harrie, mi
amigo, el mago inglés, le comenté a mi nueva amiga, lo bueno que era con la
magia y si le apetecía conocerlo por el chat, a lo que ella accedió encantada.
Harrie entraba en escena sabiendo todo lo referente a mi visión, en una tarde que
contactando y congeniando muy bien con ella, quiso profundizar más en el tema
de adivinar lo que pasaría si el planeta se volviera un caos. Harrie analizaba
con detalle todas sus respuestas y no tardando mucho comenzó a iniciarla más
seriamente en el mundo de la magia blanca. Una vez que la vio preparada para lo
que tenía que cumplir, mi amigo me avisó para que le contara lo que el destino
le tenía preparado y lo importante que era que lo aceptara. Nos costó más de lo
que pensábamos el convencerla pero una vez que aceptó la misión, Harrie le daba
cursillos acelerados de la magia que podrían necesitar en el viaje. Yo la
informaba de lo que le abrían las puertas con las gemas y el diamante,
explicándole Harrie lo que significaba zodiacalmente cada gema y como llamaban
a ese diamante en particular. El Gran Adamas- La misión comenzaba a tomar forma-
Yo se lo explicaría mejor en una carta dirigida a su casa todo lo que había
visto y en parte como lograrlo, el resto dependerían de ellos y de los amigos
que encontrarían por el camino.
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