LAS ÓRDENES DEL PUMA
Marco
y Manuel que siempre viajaban entre Dalia y Belén a lomos de Pegaso, esta vez
lo hacían solos por tierra, a lomos del Puma. Los vuelos de Viro, Cuelebre y
Pegaso debía de ser los más bajos posibles para no ser detectados por Cayo.
Cuando el Puma notaba los primeros síntomas de cansancio, seria relevado por
Pegaso que tomaría tierra para cabalgar con los humanos.
El
camino era dificultoso atravesando valles y bosques. La noche se echaba encima
y no veían algún sitio seguro para el descanso. Los Palaches que rastreaban el
terreno, algo adelantados, vieron una montaña con un pequeño entrante que les
resguardaría de la lluvia y la nevada por esa noche. La mitad de los Palaches
fueron a por palos y ramas para hacer una especie de porche y así alargar la
cabaña que los resguardara a todos. Uno de ellos esperó al grupo para
indicarles el camino.
En
la cabaña ya terminada y con el saliente camuflado de arbusto, se acomodaban
todos juntos uniéndose para darse calor evitar que la sangre se coagulara. El
frio era bastante intenso como para morir por congelación, por lo que el Puma
se tumbó al lado de los muchachos y éstos, tomaran calor de su cuerpo. Los
Palaches conocedores del terreno y la temperatura en esa época a finales del
invierno, fueron precavidos y llevaron pieles de bisonte y castor con las que
se abrigaban todos como podían y a veces por turnos, excepto los niños y las
mujeres que las tenían siempre. Cuando la Luna ya estaba en lo alto brillando y
alumbrando el bosque, la expedición entraban en calor y todos estaban deseosos
de saber a donde los llevaba el Puma pero, al mirarle, todos desistían en el
empeño hasta que Dalia rompió el hielo y dio el paso.
¾
Perdona
Puma. ¿Podríamos saber a dónde nos llevas? Sé que vamos hacia el sur pero… ¿A
dónde?
El
Puma, con la mirada penetrante, clavó la mirada en Dalia para proseguir con
resto del grupo mirándolo de la misma manera. Xavier con la voz algo temblorosa,
algo extraño para la paz que él solía tener, apoyó a Dalia haciéndole la misma
pregunta. El Puma una vez seguro de que ninguno era un traidor, comenzó a
hablar,
¾
Los
Dioses me dieron órdenes concretas de llevarlos a un pueblo donde ellos están y
donde les enseñaran y conocerán nuevos conceptos de la vida en la Tierra y en
el firmamento. Es todo lo que les puedo decir.
¾
¡Vamos
Puma! Sabemos que tienes más información y tenemos derecho a saberlo. (Viro lo
miraba desafiante) Todos los que estamos aquí pusimos nuestras vidas a
disposición de la Misión.
El
Puma guardó silencio por unos segundos y analizando que Viro tenía razón hablo,
¾
Os
tengo que llevar a Chichén Itzá. (Bajaba el tono de su voz) Al Castillo pero no
debemos de hablar de ellos pues, Cayo podría oírlo.
Marco
y Manuel estaban medio dormidos pero al escuchar al Puma abrieron los ojos de
par en par y pensando que estaban cerca preguntaron a su abuela, siendo Manuel
el que hablaba mientras Marco observaba a Xavier con gesto preocupado,
¾
Aya,
¿ya nos falta poco para llegar?
¾
Me
temo que no, Manuel. Estamos en Estados Unidos todavía y eso está en Méjico. En
el Golfo de Méjico, en la provincia de Yucatán. Lo más cerca que conoces del
lugar es Cancún donde fuisteis el año pasado con vuestros padres.
¾
¿Y por qué nos lleva allí? (Marco se metía en la
conversación)
Dalia
sabedora de que Belén era la experta en culturas ancestrales, la miraba
pidiéndole que les respondiera y de paso al resto del grupo que escuchaba.
Connor que los había oído, con cara de circunstancia habló como si estuviera
pensando en alto,
¾ Yo no sé donde está Méjico, pero si sé quienes
habitan en Chichén Itzá. Los mayas. Sus Jefes, a los que llaman nobleza y sus
sacerdotes son gentes sabias pero, donde los plebeyos trabajan construyendo
templos al igual que a los enemigos que capturan y los hacen sus esclavos. Lo
que no sé, es si vamos como invitados o como enemigos.
¾ No temáis. Ya os dije que ellos os
proporcionaran sabiduría para vuestra misión (El Puma intervenía ante las caras
de asusto que sus nuevos amigos presentaban) Iréis al Castillo y allí no entran
ni enemigos ni plebeyos. Ni tan siquiera yo entré nunca. Allí entraran los
cachorros humanos, las hembras y Xavier. Los demás esperaremos fuera.
¾ No pienso dejar solos a Marco y a
Manuel. ¡Ni lo sueñes! Yo entraré con ellos hasta que vea que son amigos. Eso,
o no vamos.
¾ ¡Viro deja de comportarte como un joven
y compórtate como un maduro! Si estoy aquí y no os mate es porque vengo en son
de paz y con la intención de ayudar. ¿Crees que si no fuera así ya estaría aquí
Cayo? Ya lo habría avisado. En el templo tú no puedes entrar. Solo ellos.
Xavier
que había escuchado y pensando en cada una de las respuestas dadas, intervino
en defensa del Puma.
¾
Creo
que tiene razón. Si fuera enemigo ya estaríamos muertos o en el inframundo. No
conozco a los mayas pero si Connor dice que hace sacrificios humanos, nada
mejor que un niños para calmar la furia de los Dioses. Pero como dije, confió
en el Puma que nos llevará por el buen camino. (Xavier con la mirada se dirigía
a Belén en espera que ella les hablase de los maya) ¿Tú sabes algo sobre ellos?
¿Nos pueden ayudar en algo?
¾
Bueno
desgraciadamente cuando los españoles conquistaron ese territorio quemaron
muchos manuscritos que los mayas habían dejado. Pero os diré todo cuanto nos
puede ser útil de ellos. Connor si algo se me escapa y viendo que los conoces
espero que me ayudes. (Belén miraba a Dalia a la vez que tomaba aire)
¾
Marco
y Manuel prestar atención a Belén, esto os será útil cuando estemos en el
Castillo (Xavier los hacía levantarse en posición de asiento) Te escuchamos
Belén, prosigue
¾
Chichén
Itzá es un símbolo de la cultura maya, que está en la península de Yucatán
(Dalia le hacía gesto de que no se enrollara) La cultura Maya está considerada
como la más avanzada del mundo prehispánico con sorprendentes avances para la
época en la que estaban y donde apenas tenían medios. Hicieron dos calendarios
uno para celebraciones religiosas y predicciones astrológicas (260 días) y otro
calendario solar (365 días) que es como el que utilizamos actualmente en
nuestro mundo. Son grandes matemáticos y las observaciones que hacían los
sacerdotes a simple vista del cosmos, es todavía una incógnita para nuestro
mundo. Hicieron varios edificios con connotaciones del sistema solar, el más
conocido y creo que importante es a donde vamos. La pirámide de Kukulkán donde
se ve, que observaron con detenimiento las estaciones del año y las variaciones
del Sol y las estrellas reflejándolo en el. En el equinoccio de primavera y
otoño, en esta Pirámide o Castillo ¡Cómo lo queráis llamar!… Se crea una
ilusión óptica de una serpiente que se mueve y es producida por el reflejo del
Sol cuando se oculta va dejando sobras en las esquinas del edificio que,
superpuestas del lado norte se aprecia unos triángulos invertidos pareciendo la
forma ondulante llegando a conectar con la cabeza de serpiente que está en la
base de la pirámide. Hay gente que piensa que baja hasta el cenote sagrado (pozo
grande de unos 13 metros de profundidad). Debido a las grandes sequias de la
zona, fundaban sus pueblos cerca de lagos o construían pozos grandes, que ya os
dije que los que llamaban cenote, para el regadío de las tierras. Eran muy
avanzados para su tiempo y se piensa que también pudo ser que alguien del Viejo
Mundo (como vosotros decís) les ayudara en estas averiguaciones debido a que su
escritura de jeroglíficos es similar a la egipcia. ¡Claro! Que tenemos que
tener en cuenta que América fue colonizada por asiáticos que cruzaron el
estrecho de Bering por el glaciar que se deshizo... Todo son hipótesis pero
debido a que sacerdotes españoles quemaron sus manuscritos, nos queda mucho por
saber de ellos.
¾
Creo recordar Belén (Dalia iba recordando
según iba hablando su amiga) que los maya creía que había otras vidas aparte de
la suya. Que algunas fueron vencidas… Incluso creían en el Inframundo al que lo
clasificaban por siete capas
¾
Si
Dalia (Interrumpía Connor) Aparte de creer en el firmamento como lugares de
vida y en el inframundo. Os diré que al Templo al que vamos le hicieron unas
cámaras desde las que se podía escuchar, todo lo que se hablaba. Si tocas las
palmas delante del Templo que está dedicado al Dios Kukulkán, Dios del alimento
y del entendimiento del proceso de la vida, oirás como el eco reproduce el
canto del quetzal. Los mayas son grandes maestro en el arte de escuchar. Su
vida en la selva creo que los preparó para ello. También son grandes
conocedores de hierbas que escribieron en el Popol Vuh. De ese libro sagrado me
habló un amigo y me dio varias recetas curativas. Son grandes sabios y creo que
aprenderemos de ellos. Confío Xavier que me tendrás informado después de
reuniros con ellos.
¾
¡Jo,
que rollo…! Aya tengo sueño me quiero dormir (Manuel no se había enterado de
nada solo sabía que eran hombres muy listos pero no tenía claro que fueran
buenos) Me quiero ir a dormir. ¡No me entero de nada!
¾
Y yo
tampoco (Marco miraba a su hermano encogiéndose de hombros) Aya, ¿qué es un
equinoccio? ¿Y son amigos?
¾
¿Y que
es ese sonido que reproduce el Templo al que vamos? (Manuel seguía a su
hermano) ¡Déjalos Marco que seguro que sueltan otro rollo de esos!
¾
¡Vamos
por partes, niños! No sabemos si son amigos o no pero todo hace pensar que sí.
Marco un equinoccio es cuando el sol está en el ecuador de la tierra y las
noches y los días duran el mismo tiempo. Eso sucede el primer día de primavera
y el primer día del otoño. Y Manuel,… ¡Ay eres un trasto! (Dalia se reía ante
las cosas del pequeño) El sonido del eco que se produce cuando das una palmada
delante del Templo al que vamos es el sonido de un ave. Un quetzal, al que los mayas
admiraban, aunque se piensa que es porque los escalones de la escalinata son
más altos de lo normal y estrechos. De ahí que al rebotar el sonido produzca
ese canto del quetzal. ¿Lo vas entendiendo?
¾
No,
pero da igual ¡Marco seguro que lo entiende y me lo dirá cuando haga falta!
Eres un listillo, tonto (Se reía a la vez que lo decía comenzando una pelea en
la que siempre ganaba Marco)
Morfeo
venía a visitar al grupo para tomarlos en sus brazos cuando Xavier y Connor
pensaron que era mejor que ellos hicieran guardia y Viro, Cuelebre, Pegaso
junto con el Puma durmieran y descansaran. Al fin y al cabo ellos los
transportarían y los defenderían en caso de peligro. Se hicieron los turnos de
guardia comenzando por Carlos y Julia. Los lobos rojos no solo avisaban que se
estaba en Texas si no que también, que andaban cerca y con las nevadas estaban
hambrientos, los aullidos que daban cada vez sonaban más cerca y Carlos con su
fuerza y Julia con la magia los alejarían. Los otros turnos eran de Xavier y
Cristina y Connor con Belén que así la iniciarían también en la magia que él
empleaba. Sabría ahuyentar a las bestias sin arrimarse a ellas con el poder de
la mente y la energía que emitiría a través de las manos.
Mientras
Julia estaba haciendo guardia, vio a través del espejo mágico, como el pueblo
de los Palaches estaba siendo devastado por los Dragones Negros y como sus
gentes eran cruelmente asesinadas. Julia se puso de en pie con un salto y fue a
despertar a Connor. Connor se sobresaltó por el nerviosismo de Julia y cuando logró
ver el espejo de ella, empleó su magia, para alcanzar a ver, como mujeres y
niños Palaches estaban en el bosque reguarnecidos. Los dos decidieron continuar
con las guardias y en cuanto amaneciera comunicárselos a los Palaches.
El
día se despertaba cuando Belén ya al tanto de lo que había visto Julia, fue a
despertar a su amiga y a los niños, debían de partir enseguida ante la
proximidad de Cayo y el peligro de los animales hambrientos. Dalia con la cara
desencajada ante la noticia del pueblo de los Palaches se levantaba mirando al
cielo y despertando a Manuel y a Marco.
Xavier
llamaba a Connor, era evidente que necesitarían ayuda para cruzar las praderas
por territorio Tejano. Connor miro a su amigo y con la expresión serena,
¾
Anoche
envié a una paloma mensajera al Chaman, al poblado de los Comanches. Ellos
conocen el territorio y son buenos guerreros. Lo que habrá que cazar para
pagarles con pieles.
¾
¿Los
comanches? Pero suelen violentos… Esperemos que tengas razón
¾
Tranquilo
Xavier. Son excelentes jinetes y enseñaran a los niños la montura y como cuidar
y domar a un caballo. Sus mujeres son buenas en la costura y traerán ropas de
cuero de piel de búfalo y de venado para Dalia y Belén. También traerán botas
de piel de búfalo para que no, se nos congelen los pies. Pensé en todo lo que
necesitábamos para pasar la llanura y ellos, pienso que son los adecuados. Lo
de pagarles en pieles, me encargo yo con la ayuda de Julia. Y por lo de guerreros,
no temas, ellos respetan a los animales y tenemos alguno (Connor sonrió
intentando que Xavier también lo hiciera)
Se
despidieron entre sollozos y abrazos de sus amigos los Palaches. Estos iban a
galope para el bosque donde Connor dijo ver a mujeres y niños. El resto de la
expedición tomó rumbo a Texas en espera de que los Comanches los alcanzasen.
Pasaron un día sin rastro de que los indios aparecieran, la noche ya hacía rato
que había salido cuando Viro desde lo alto diviso al grupo de comanches que se
acercaba. Iban todos precavidos de no dejar huellas y rastreando las de
nuestros amigos. Tardaron varias horas en llegar hasta ellos.
El
más veterano de los Comanches se presento ante Connor y este hizo las
presentaciones. Belén que había estudiado a los indígenas americanos supo
enseguida de que eran los temibles comanches. Puso en sobre aviso a Dalia. Esta
intento proteger a los muchachos, cuando vio que los miraban. El jefe se acercó
a las mujeres y les dio las ropas que sus esposas habían hecho para ellas,
asombrosamente les quedaban a la perfección y estarían más abrigadas. Los muchachos
se vistieron con pieles de búfalos y con las botas a juego. A partir de ahora y
siempre bajo la atenta mirada de Viro, cabalgarían solos, cada uno en un
caballo, los comanches les enseñarían y ayudarían a Carlos en las clases de
lucha y de caza.
Habían
pasado tres días con sus correspondientes noches cuando los comanches vieron
huellas de Apaches que parecían rodearles. Dieron el aviso a Connor que era el
que hablaba su lengua y este a Viro. Cuelebre y Viro fueron hasta ellos en
vuelo rasante para no ser descubiertos y amenazándolos con fuego lograron que
huyeran despavoridos y por lo menos, en la noche, estarían tranquilos. Mañana
seria más que probable que Cayo lo supiera.
El
sol acariciaba a los niños con sus rayos en la cara cuando vieron a un comanche
que los llamaba. Hoy daría clases de equitación. El primero fue Marco al que el
comanche subió a lomos del caballo sin soltar las riendas, no durando un minuto,
se fue al suelo que hábilmente habían cubierto con mantas para que no se
hicieran daño. El segundo fue Manuel que no duro ni medio minuto, cuando también
se cayó del caballo. El comanche pacientemente los volvía a subir una y otra
vez. Carlos por cada caída se reía de la torpeza de ellos y Xavier que lo vio
le invito a montar a él. Carlos duro dos minutos cuando también fue al suelo y
enojado se marcho del lugar dejando a los muchachos riéndose de él, y a Xavier
al cuidado de ellos. Marco que había visto películas de vaqueros se dirigió a
Xavier,
¾
¡Ya sé
por qué nos caemos! No hay montura. Los vaqueros tienes una silla que atan al
caballo y ellos se montan sobre ella y estos no la tienen.
¾
¿Una
montura? Y para que quieres eso. Tienes que ser un hombre y los hombres no usan
cosas de mujeres
¾
Los
vaquero son hombres y son muy valientes ¡Hasta hay pistoleros! (Manuel se
introducía en la conversación) Sin la silla nos caemos
El
comanche que parecía entender lo que estaban diciendo, por los ademanes de los muchachos,
se fue a por una manta y la puso sobre los lomos del caballo y después los
volvió a montar. Esta vez duraron algo más pero el comanche los seguía montando
una y otra vez. Su orden era que no descansara hasta que aprendieran. Salía la
Luna cuando Marco ya duraba media hora sobre el caballo sin caerse, Manuel ya
había batido su record de 10 minutos cuando las mujeres los llamaron para
cenar. Tenían venado asado en una especie de cueva subterránea que los
comanches habían encontrado. Hacia muchos días que no encendían un fuego y
aquello les pareció a todos una fiesta, no solo, comerían algo caliente sino
que también se calentarían ellos. No les duró mucho la alegría cuando Julia
aviso que Cayo los había visto. Apagaron el fuego y no dejando rastro, tomaron
un nuevo rumbo hasta tierras Mejicanas.
La
tribu de los Apaches recibió con bailes a los Dragones Negros y a los que fueron
informados de por donde los vieron. Les aprovisionaron de comida y les
indicaron que caminos podían haber tomado. El más rápido podía ser el menos
peligroso por lo que Cayo optó por el más largo y más dificultoso conociendo
las estrategia de Viro. Desafortunadamente Cayo acertó y estaban los Dragones
Negros a tres días de ellos en la misma ruta. Julia no paraba de mirar su espejo
y avisando por lo que Xavier, junto con el resto del grupo, optaron porque
salieran Viro, Pegaso y Cuelebre junto con los comanches, disfrazando a dos,
vestidos de mujeres, a campo abierto y esperanzados en que Cayo los viera y
creyera que iban los muchachos y las mujeres. El resto del grupo seguiría por la
ruta trazada con el Puma adelantado y abriendo camino. Los niños que ya
cabalgaban aceptablemente, iban es sus caballos y cerca de ellos dos comanches
que llevaban a las mujeres. Los caballos vieron un rio al que dudaron en entrar
y se detuvieron haciendo para al resto. Los comanches grandes conocedores de
los caballos desmontaron y se fueron hasta la orilla y cogiendo una piedra
pesada, la lanzaron hasta casi el centro. La piedra se sumergió enseguida, no
estando muy convencidos de la profundidad del rio uno de ellos se lanzó
sumergiéndose. Estaban ante el Rio Colorado,
¾
Aya
¡Los caballos no saben nadar! (Manuel se reía pensando que tenían miedo)
¾
¡Pues
claro qué saben! Incluso con corrientes, son más rápidos que muchos nadadores
de las olimpiadas. Todos los animales saben nadar por instinto. Lo que no es
cosa que un caballo haga a menudo ni tampoco es muy buena la humedad para
ellos. Pero lo pasan seguro. ¡Ya lo verás!
¾
¿Y por
qué tienen una oreja para adelante y otra para atrás?
¾
¡Anda
es verdad! Marco es que tienen miedo
¾
No
chicos… Cuando ponen las orejas así es
que tienen dudas. Hay algo en el rio que no les acaba de convencer pero como
bien os dijo vuestra abuela, saben nadar. Los comanches están intentando saber
que les pasa.
¾
Xavier
entonces ¿podemos saber que le pasa al caballo según ponga las orejas?
¾
Si
Marco. Los caballos al igual que las personas tienen su lenguaje y ellos te
hablan solo tienes que observarles. Cuando veas que pone las dos orejas hacia
delante quiere decir que está contento y que siente curiosidad por algo. Las
orejas cuando las pone para atrás, significa que está nervioso e irritado así
que mejor no enfadarlo y tener mucho cuidado.
El
comanche que salió del rio no vio nada extraño que pudiera asustar a los
caballos. El otro comanche que estaba más experimentado en ellos percibió que
debía deberse a que vio algún espíritu y eso les paralizó. Se fue con Connor y
entre los dos con la ayuda de Julia y el Puma en busca de soluciones. Éste con
el sentido que tienen los animales para el peligro pensó que podría tratarse de
que los Dragones Negros están cerca. Los comanches rasgaron algunas prendas y
tapando las orejas y los ojos a los caballos volvieron a montar y cruzaron el
rio. Ellos serian sus ojos y los caballos sus patas. Cruzaron tres veces el rio
para pasar a todo el grupo. Los muchachos serían los primeros en cruzar y en la
otra orilla se quedarían con las nagas que volaron en su barita y con Connor
que también usaba su magia a ras del rio mientras los indios volvían a por
Dalia y Belén seguidas por Carlos y Xavier.
En
la otra parte de la orilla, donde ya estaban los muchachos, Marco miraba el
paisaje, con una pradera ancha adornada de nieve y sin rastro de animales.
Manuel se entretenía intentando hacer un muñeco de nieve cuando escuchó a Marco
hablar con Xavier que llegaba hasta ellos en gran parte mojado.
¾
¿Por
qué no hay patos ni animales en este rio?
¾
Porque
es invierno y se estar guareciendo
¾
Estas
todo mojado (Manuel lo miraba pensando si tendría más ropa que ponerse)
¾
Xavier
¿A qué no sabes por qué los patos no se mojan cuando están en el agua?
¾
No
Marco, no lo sé (Xavier le seguía el juego)
¾
Porque
en la parte de atrás los patos tiene una glándula que está llena de grasa y cuando
la suelta con el pico se la esparce por las alas y el cuerpo y la grasa hace
que el agua resbale.
¾
Si
Xavier, nuestra mamá nos lo dijo que es muy lista… Es profe ¡A qué si, Marco!
¾
Si es
maestra, Manuel. La echo de menos tengo ganas de verla…
¾
Pronto
estaremos en casa niños. Vuestra madre si nos llamó estará preocupada así que
recemos para que no lo haga. (Dalia abrazaba a sus nietos)
¾
¿Y
vuestra madre os dijo Cómo saben a donde tienen que ir las aves migratorias,
como vosotros decís?
¾
Si,
nacen con ello aprendido pero no lo recuerdo muy bien. Mi mamá sabe más que tú
que es maestra ¡Ya te lo dije!
¾
Ya sé
que es educadora de niños y que muy sabia, pero vosotros tenéis la obligación
de ser más sabios que ella. Los hijos siempre deben de superar a los padres para
el avance de nuestro mundo. Las aves se orientan por un campo magnético de
Tierra, Sol y las estrellas. Para hacer un viaje largo necesita acumular
reservas de grasa en su cuerpo y por eso hace pequeñas paradas en parajes donde
sabe que se la proporcionan para seguir su vuelo hasta el destino donde habrá
abundancia de comida y casi ningún peligro.
Mientras
Xavier seguía instruyendo a Marco y a Manuel, los comanches conducían a los
caballos, con los muchachos en sus lomos, a pie. El terreno era algo resbaladizo
y a los caballos todavía no les habían quitado las vendas. Connor y Julia
estaban pendiente por donde andarían los Dragones Negros, si cada vez estaban
más próximos, o por el contrario picarón el anzuelo, y siguieron a Viro. La
alegría se reflejaba en el rostro de Julia. Carlos y Cristina iban hablando
sobre como ilusionar en las clases a los muchachos, que últimamente se estaban
aburriendo. Entre los dos inventaron un juego para que entre juego y descanso
aprendieran lo necesario para el cumplimiento de la Misión. Julia se acercaba a
Xavier que iba junto a las mujeres.
¾
¡Estamos
a salvo! Los Dragones Negros persiguen a Viro. Diles a los comanches que ya
podemos subir a los caballos que ellos nos sacan medio día de ventaja y
llegaran primero a la frontera que nosotros.
El
Puma llevaba en sus lomos a Manuel y a Marco, los caballos llevaban a los
comanches con Dalia y Belén mientras que las baritas mágicas de Julia y
Cristina con vuelo rasante llevaban a los elfos, siguiéndolas Connor. Todos
iban con prisas, sabedores que el tiempo apremiaba, y que pronto Cayo se daría
cuenta del engaño. Todos se apresuraban a cruzar el pastizal de gramíneas que
se veían en primavera de colorido verde y marrón y que ahora se ocultaba junto
a las mimosas y otras plantas del crudo invierno que las castigaba. Los olmos
seguían regios hasta el cielo, desnudos y sin miedo a los vientos que los
azotaban. Los misioneros cruzaron no sin problemas para los caballos y el Puma
que se hundían en la nieve. Las plantas que estaban debajo de ellas se quejaban
que las estaban matando por cada zancada que daban pero orgullosas de que sus
semillas ayudarían a vestir, el campo, como todas las primaveras. Todo el
paraje parecía tristonamente blanco y solo los colores de nuestros amigos
rompían esa tristeza.
Habían
pasado tres días en el que el grupo se había separado. Belén, Cristina y Xavier
enseñaban a los muchachos el mundo de la magia, y recordándoles el significado
de cada gema del zodiaco y como las tenían que colocar. Les hablaban del Gran
Adamas donde colocarlo y pensando bien todo lo que querían para mejorar el
mundo en el que vivían. Estaban visionando la Tierra en casi sus comienzos y
avanzando según la evolución del hombre. Las verdes praderas, los ríos, los
lagos y desfiladeros estaban es su estado natural sin que la mano del hombre lo
devastara. El oxígeno que respiraban era puro y sus pulmones se llenaban de un
aire que los hacía tener más energía. Todo era natural y se asombraban como lo
que veía en campo abierto, viéndolo en su mundo, y en muchos casos, en los Jardines
Botánicos. Marco y Manuel aprendían a admirar y el paisaje y valorar todas las
cosas que la Naturaleza les había dado. Ya conocían los árboles y alguna que
otra planta. Ya distinguían los sonidos de algunos pájaros. Todo continuaba su
curso, según lo planeado pero todavía tenían que aprender muchas cosas antes de
escribir en las Tablas Sagradas.
Estaban
haciendo el campamento antes de que la noche los sorprendiera, cuando el Puma
oyó un ruido y con sus orejas hacia atrás, avisaba al grupo de algún peligro.
Carlos y los comanches se posicionaron en el frente mientras que Julia,
Cristina y Connor hacían lo propio delante de los humanos y Xavier. El Puma se
adelanto hasta donde creía que había alguien. Cuelebre que lo había visto y
haciendo una pirueta lo sorprendió por detrás,
¾
Somos
nosotros, los despistamos y de momento no hay peligro. Pegaso viene con los
comanches a galope y Viro vigila desde el aire. Avisa a Xavier que llegamos y
que preparen de comer, los comanches están hambrientos. Yo vuelvo con Viro
hasta que lleguemos todos.
El
Puma avisó a Xavier y salió de caza con los comanches que estaban con ellos.
Tendría que buscar algún búfalo que hubiese rezagado o algún venado. Algo que
saciase a los comanches si no querían verlos agresivos.
Llegaban
al poblado Viro y el resto del grupo que viajaba con él a la vez que el Puma y
los otros dos comanches lo hacían con dos jabalíes. El fuego para el asado
estaba preparado, el cual hicieron por primera vez con un arco y un palo Marco
y Manuel. Los dos estaban orgullosos de lograr el fuego con el que se
calentaban y se alimentaban aunque no por mucho tiempo. Cuelebre se reía,
viendo que los muchachos se estaban haciendo hombres y que dentro de poco ya no
lo llamarían para que los ayudara. Todos sonreían después de largos días de
angustias y temores. Al día siguiente cruzarían la frontera con destino a
Yucatán.
Borraban
las huellas del campamento, esperanzados de no ser descubiertos pero sabiendo
que los Dragones Negros les seguían los pasos con los Apaches. Viendo Xavier
que las fuerzas del grupo se estaban debilitando, sobre todo por el lado
humano, hizo una reunión para debatir como llegar hasta Yucatán. Viro daba su
opinión al respeto, siempre con el beneplácito de sus amigos Pegaso y Cuelebre,
¾
Nosotros
pensamos que están cansados la mitad de la expedición y que sería mejor que
fueran con nosotros los humanos, las nagas y los elfos. Tú Puma irías con los
cheyenes y Connor por tierra. De paso, rastrearías lugares seguros donde pasar
las noches y algún que otro descanso.
¾
¿No
creéis que sería demasiado arriesgado sabiendo que los Dragones Negros nos
siguen de cerca? ¿No sería mejor que guardaseis vuestras fuerzas para el ataque
que en verdad no podamos evitar? (Xavier miraba a los tres)
¾
Si me permitís
y aún sabiendo que en estos lares vuestras sabidurías es mayor que la mía,
dejarme que os hable como mujer que vivió algunas guerras para la información.
(Todos las miraban sin entenderla. Era una mujer y no tenía aspecto de
guerrera. ¿Qué era eso para la información?) No pongáis esas caras (A Dalia le
entraba la risilla tonta) Soy periodista y cubrí informaciones en mi mundo
sobre guerras. ¡Ya veis...! Todavía en nuestra era hay guerras absurdas… A lo que
iba. Viro tiene razón y Xavier también a mi entender, y me explico. Nosotras
estamos cansadas y los niños también, llevamos muchos días a caballo para no
estar acostumbrados a ellos pero por otro lado, Xavier tiene razón al igual que
vosotros (Miraba a Viro) Los comanches según Belén son buenos guerreros y son
comerciantes, por lo que deducimos que tienen canoas o barcos, como los
llaméis. ¿No podríamos ya que debemos de estar en Tejas, lo digo porque vimos
lobos rojos y esos son autóctonos de esta región, de viajar en canoas? Estamos en
el Golfo de Méjico y a Yucatán si vamos por el mar nos quedará más cerca porque
está al otro extremo dentro del mismo Golfo, un poco al este, pero ahorraremos
frio, hambre y cansancio. Ahora (Volvía a reír recordando una conversación con
Xavier y mirándolo) hay hombres fuertes que pueden remar.
Connor
miraba a Xavier y este le correspondía con la misma. Dalia tenía razón y a
ninguno se les había ocurrido,
¾
Es
arriesgado pero podemos intentarlo. Ya sabéis lo que es el mar y este tienes
remolinos y los Dragones tendrían más espacio para el ataque, pero los cheyenes
saben ser silenciosos también en el agua y seguro que nos llevan por sitio
seguro. Hablaré con ellos Xavier, si te parece bien. (Connor esperaba la
aprobación antes de hablar con los cheyenes)
Carlos
se fue con los indios en busca de troncos para vaciarlos y construir las canoas,
llevándose a Manuel y Marco, que aunque serían un estorbo, aprenderían como
buscar los que eran más fáciles para vaciarlos con las herramientas de piedra y
cómo hacerlo. Pegaso los alcanzaba por el camino para ayudar a los otros
caballos en derribar el árbol. El resto del grupo se quedó en una explanada
rodeada de arbustos y olmos, lo que hacía que estuviera medio ocultada para
montar el campamento. Belén y Dalia que ya eran expertas en encender fuego con
las piedras que Xavier les dio, se ocupaban de ello y Julia y Cristina ayudaban
a montar el campamento mientras Cuelebre hacia guardia.
Dos
días tardaron en construir tres canoas. El vaciado de los troncos les había
costado más de lo que pensaban y las primeras palas les habían quedado cortas
por lo que las tuvieron que hacer de nuevo. Dalia se ocupaba de la cocina ya
que Belén se encarga de instruir a los muchachos en la era en la que vivían
para así comparar y valorar los valores que estaban aprendiendo de la mano de
sus nuevos amigos. Ya con los bártulos a bordo, subieron los últimos indios que
la empujaban desde la orilla. Las estrellas y el paisaje les guiarían hasta su
destino. Yucatán estaba como a tres lunas, en línea recta, pero tardarían un
poco más evitando ser descubiertos. Viro se encargaría de pescar junto con los
indios y Marco que ya consideraban que tenía edad para bucear. Manuel que
también quería, no lo dejaban pero para evitar su enfado, le hicieron el encargado
de las provisiones y de avisar cuando estaba el sol en lo alto, para tomar
tierra y comer.
La
travesía estaba siendo apacible, los Dragones Negros les habían perdido la
pista y no había rastro de Cayo. Julia que no se separaba del espejo, percibió
la presencia de gentes desconocidas con pinturas en la cara. Dio la alarma a
Connor para que él, también los viera. Éste sonreía estaban cerca de Yucatán. Los
mayas los habían visto y los estaban escoltando hasta la orilla. Pronto el
guerrero jefe les abordaría para indicarles qué camino seguir, y donde se les
esperaba. El Puma que también los vio por el espejo miró a Connor y rugiendo a
Viro le indicó que estaban en la zona amiga.
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