EN EL NUEVO MUNDO
La
nieve recibía a nuestros misioneros con un blanco reluciente donde las pisadas
se convertían en decoraciones del paisaje. Connor como buen anfitrión, les
enseño el poblado donde iban a vivir hasta que recuperaran las fuerzas,
mientras las mujeres nativas, organizaban las cabañas que iban a ocupar. Xavier
llamó a Dalia, era hora de ver lo que en verdad había aprendido. La ordenó que
revisara la pierna a Cristina. Dalia recordó que había unas hierbas que con
grasa aceitosa, calentadas se hacía una masa (ungüento) Esto serviría para que el
dolor y para la afecciones de la piel. Cristina entraba en la cabaña, cayó
desvanecida. Dalia la arropó mientras Carlos y los niños iban en busca de las
plantas. En el otro extremo del poblado, estaba su curandero, que se ocupaba de
Pegaso. El miedo que le causó la tormenta le había paralizado su sistema
nervioso que le impedía moverse. Sus amigos no se separaban de él, teniendo
todavía la mirada perdida y sus oídos sordos. No reaccionaba ante ningún
estimulo. Connor tranquilizaba a Julia, sabía que era cuestión de que
descansara para que volviera a ser el miso. Los jóvenes del poblado le daban de
comer, Julia lo arropaba, sabía que Dalia y Belén cuidarían muy bien de
Cristina y por ese lado, descansaba. Connor caminaba despacio y pensativo hacia
su cabaña, Xavier al verlo, fue a su encuentro para saber si había noticas de
Cayó,
¾
¡Querido,
amigo! Por hoy ya has tenido bastante, ahora vete a la cabaña que te asignaron
y ya mañana hablamos. Hoy estamos todos a salvo. (Connor le daba una palmadita
en la espalda a la vez que seguía su camino) Duerme y descansa, todavía nos
queda un largo trayecto.
Marco
y Manuel se revolvían ante el gélido viento, que penetraba en la cabaña
buscando sitio por dónde meterse, cubriéndose con pieles de bisontes que apenas
los calentaba. Xavier, Julia y Dalia ya
estaban desayunados y planeando los ejercicios que harían los muchachos,
mientras estaban en el poblado ausentándose momentáneamente de la conversación
Belén, que estaba con el pensamiento sobre lo que había soñado. En sus sueños
aparecía un puma negro y eso la atormentaba, no sabía si tenía algún
significado por lo que sin decir palabra a Dalia, se levantó y haciendo seña a
Julia, que pasaba por delante de la cabaña para hablar con ella discretamente.
¾
Julia
en mi mundo un gato negro es mal augurio y el puma es un felino. Lo que no
entiendo es que era un puma muy raro, caminaba erguido y sus patas eran pies
humanos (Belén miraba a Julia con la impaciencia de una explicación)
¾
Mira
Belén…En estos pueblos no hay pumas negros, es el puma con color. Lo que supongo
que al verlo negro, puede ser, que era de noche y la oscuridad te confundió,
pero para tu tranquilidad, los felinos están directamente relacionados con la
magia. Pueden estar relacionados con la magia blanca o viene del inframundo
poseyendo la magia negra. Belén, tienes que tener en cuenta que no estamos en
tu mundo sino en el mío. Aquí en esta Era Comienzo, como las nagas decimos, los
felinos son peligrosos si están hambrientos y viven en las montañas pero si son
mágicos, es muy probable que sean de los buenos y nos ayude en nuestro viaje.
Pero sigue contándome tu sueño para ver si podemos deducir algún mensaje.
Los
niños estaban terminando su desayuno cuando Carlos fue a buscarlos para
comenzar con los ejercicios. Hoy aprenderían a atacar con sus pies descalzos y las
manos, sobre la nieve semidura, adaptándose al medio y comprobando Carlos todo
lo aprendido hasta el momento. Era una combinación de artes marciales y lucha de
cuchillos, con mango de madera terminando con una piedra muy afilada. La lucha
de Carlos, era parecida a la de un samurái con la que quedó campeón durante los
últimos cinco años, ganándose el ser elegido junto a Xavier, para la enseñanza
de los muchachos. Hoy le tocaba a Manuel atacar mientras Marco se defendía. Sus
pies se hundían en la nieve, se adormecían sin que obedecieran a sus celebros
de que golpearan. Manuel lloraba mirando a Carlos pidiendo clemencia, el frio
se apoderaba de él para contrariedad de Carlos, que no tardando mucho, tuvo
piedad. Lo cargó a su espalda mientras ayudaba a Marco para llevarlos a la
cabaña donde Cristina les esperaba con las pieles de bisontes, para arroparlos.
Carlos estaba sentado a la puerta pensativo, sus planes habían fallado y
buscaba la forma de que los muchachos entendieran el poder de la mente: “Si creyeran que sí pueden, serian
invencibles. ¿Pero cómo hacerlo?”
Cristina que no perdía detalle, se dio
cuenta de la ausencia mental de Carlos, se acercó hasta él y casi susurrándole
al oído.
¾
¿Dónde
está el poder de tu mente? Estas bajando los brazos y esa no es la fama que
tiene un guerrero elfo. Mira en tu interior cuando tú comenzabas, y tendrás las
respuestas a tus preguntas (Cristina se iba con los muchachos volviendo la
cabeza para atrás haciéndole un guiño) Me debes una.
Carlos
elevó la cabeza y volviéndose hacia ella, le guiñó un ojo y comenzó a recordar
sus comienzos. Recordaba como Xavier, que fue su maestro, tenía toda la
paciencia del mundo con las torpezas de sus luchas. Recordaba como Xavier más
que luchar le hablaba. Por aquel entonces le parecían aburridas las clases pero
ahora comprendía el por qué, de su importancia. El estaba utilizando con los muchachos
el método equivocado. Se cabreaba, de qué habiéndolo visto Xavier, no se lo
advirtió. Se levantó bruscamente y fue a su encuentro a recriminarle el que no
lo hubiese avisado.
¾
Maestro
(El tono de Carlos era agresivo, por lo que Xavier no le contestaba) Maestro
¿no me oye? (Carlos llego a su altura y volvió a llamarlo, esta vez con el tono
adecuado y las palabras acertadas) Maestro, perdone que le interrumpa… ¿Por qué
cuando estábamos en la barcaza y me veía enseñar a los muchachos, no me dijo
que lo estaba haciendo mal?
¾
Porque
yo te estaba enseñando a ti (Le respondió Xavier con una sonrisa) ¿Te piensas
que cuando yo te hablaba no sabía que te aburrías? Lo sabía. Pero también sabía
que tú confiabas en mí, en que te iba a proteger de todos los peligros y por
eso en el fondo me escuchabas… Ahora te toca a ti hablar con los muchachos,
ellos son más inteligentes de lo que las mujeres creen e incluso de lo que
crees tú. (Hacia pausas entre las frases dando tiempo a Carlos que lo
asimilara) A pesar de su corta edad tiene más capacidad de aprendizaje y son
responsables e inteligentes… Carlos, ellos te estarán escuchando incluso cuando
tú pienses, que no te prestan atención.
¾
¿Pero
Maestro yo no tengo tantas palabras como usted para comunicarme?
¾
Si las
tienes. Escúchate cuando estas relajado en lo que piensas y como lo piensas y
ahí encontraras las palabras. Ahora ve a hablarles, ellos te esperan.
Salía
de la cabaña Carlos cuando entraba airada Dalia, Belén la seguía temerosa de la
reacción de Xavier, temía que se enfadara y las abandonara a su suerte,
¾
Perdona
Xavier que entre así, pero creo que os estáis pasando con mis nietos. ¿No os dais
cuenta que son unos niños? ¡Por el amor de Dios! No solo los ponéis a combatir
en plena nevada descalzos sino que encima les dais un cuchillo de vuestra Era,
pero que corta un papel de una sola pasada. Sé que tienen que cumplir la Misión
pero darles una tregua… Un descanso y tratarlos como niños, sino sintiéndolo
mucho abandonaremos la Misión.
Xavier
al ver el nerviosismo de las mujeres, elevaba la mirada al techo. Estaba claro
que no era su día, respiró hondo y con una voz suave y sonrisa en la mirada,
las habló,
¾
Perdonarme
si os ofendo con mis palabras pero no es mi intención. Vosotras tratáis a los
niños como si fueran tontos, torpes y medrosos. Así no solo no los educáis sino
que los protegéis demasiado y los haréis unos hombres débiles e inútiles como
lo son los de vuestro mundo. Los niños son hombres… Hombres pequeños pero con
todos los sentidos despiertos y abiertos a cualquier enseñanza. No los
subestiméis y dejarlos que os asombren de lo que son capaces. Mis queridas
amigas, ellos son más valientes que vosotras, ellos como todos los hombres
nacemos para luchar por nuestro territorio y nuestra familia y para cazar y
llevarles alimentos a nuestras cabañas. Nuestros cuerpos están hechos para ello,
al igual que el vuestro está hecho para traernos al mundo, alimentándonos como
madres y luego como esposas, para cuidar de la casa y de la familia en nuestra
ausencia, en organización de las tareas y en la serenidad de calmar al guerrero
cuando a éste, su furia le ofusque. Confiar en los muchachos y en su
inteligencia.
¾
Lo
pasaré por alto porque estamos en tu mundo y reina la supremacía del hombre
sobre la mujer pero ese comentario es muy machista. En nuestro mundo, no hay
diferencias entre hombre y mujer. Somos todos iguales y con los mismos
derechos. Eso, que os quede claro.
¾
Mi
querida amiga. Todo es posible si de verdad lo deseas pero para eso ninguna de
las dos está preparada. No sabéis buscar en vuestro interior para que os dé lo
que en verdad necesitáis. … Y ahora si
no recuerdo mal, antes de partir para este lado del mundo, estabais temerosas
de quien remaba puesto que solo con Carlos no era suficiente. Recuerdo que tú
Dalia me dijiste que vosotras no teníais las fuerzas necesarias, que
necesitaríamos más hombres. (Xavier miraba a las dos mujeres que habiéndose
pilladas en su propio pensamiento, bajaban la cabeza) No hablabais
necesitábamos mujeres, no… Necesitábamos hombres. Solo os recuerdo esto para
que veáis con claridad, que no somos iguales. Que cada uno tenemos una misión
en nuestras vidas y podemos ser complementarios pero no iguales. Nosotros somos
más fuertes físicamente, vosotras sois más fuertes mentalmente. Nos
complementamos ¿Lo veis?
Dalia
y Belén se despedían de Xavier dándoles las gracias por escucharlas y saliendo
de la cabaña con la sensación de haber perdido la batalla pero no la guerra de
géneros. Sabían que Xavier era un hombre justo y que haría lo posible porque
los niños no sufrieran daño. En parte sabían que Xavier tenía toda la razón
para la época que estaban pero en su mundo eso sería dar un paso atrás en el
pasado después de tanta lucha por los derechos de las mujeres. Pero ahora no
era tiempo de esas guerras, ahora era cuestión de supervivencia y de llevar a
cabo la Misión que cada vez se les hacía más pesada.
Los
días iban pasando, los niños ya tenían más técnicas de lucha que practicaban.
El aire era álgido y por las noches se escuchaba el aullar de los lobos que
merodeaban por el poblado. Belén que se aterraba al principio, ya los había
hechos como cantos del bosque. Continuaba teniendo los sueños en los que
aparecía el puma, siempre lo veía inmóvil pero esta noche era diferente. La
inquietud del sueño le hacía despertar antes que el sol, con el malestar por no
saber cómo interpretarlo. Sin reparar que no había amanecido se fue en busca de
Julia,
¾
¡Julia
despierta! Hay novedades en mi sueño. El puma se acerca a los niños y ronda el
poblado. Es raro, camina a veces erguido
¾
¿Cerca
de los niños? ¿Los atacaba?
¾
No me
desperté y no logre ver más. Julia estoy asustada, es un felino y no presiento
nada bueno.
El
sueño de Belén se le escapaba también a Julia, no lograba entender que hacia un
puma al que no vio en todos los días que llevaba en el poblado y apareciera en
los sueños de Belén. La esperanza era que Connor lo descifrase,
¾
Dices
que llevas días teniendo esas visiones… (Connor daba vueltas por la cabaña en
busca de alguna respuesta) ¿Un puma con cuerpo humano?
¾
No
exactamente… Bueno ya estoy confusa pero algo raro es.
¾
Es que
hay una tribu que usan la cabeza de jaguar pero están en el sur. Muy al sur. Estaría
muy lejos de su poblado.
¾
No, no
era un jaguar, era un puma o un gato enorme. Estoy segura, y sólo conozco en la
mitología, una diosa egipcia que era una gata negra, no un puma.
¾
El
puma es un animal inteligente que puede comunicarse con los espíritus. Es
protector del conocimiento pero también es una fiera que si tiene hambre,
atacará sin compasión. Esperemos que sea amigo y nos proteja. No obstante
hablaré con Viro para que hagan guardias por si aparece.
Connor
se fue en busca de Viro al que informó del posible peligro, no tardando Viro en
poner en alerta a Pegaso y Cuelebre para vigilar por turnos. Viro y Cuelebre al
tener más alcance de visión, hacían su turno más duradero que el de Pegaso. Si
el puma asomaba, lo verían con bastante antelación dando tiempo a detenerlo. Llevaban un día de vigilancia cuando el puma
hizo señales a Viro para que éste lo viera. Al atisbarlo Viro descendió hasta
llegar al puma.
¾
¿Sois
tontos o que os pasa? (El puma estaba furioso con las maniobras de Viro y de
Cuelebre, que eran muy exageradas y podían llamar la atención de Cayo) Cayo
está aquí y os está buscando. Yo tengo orden de proteger a los cachorros
humanos y llevarlos hacia el sur. Tenéis que seguirme, que por vuestra culpa,
tendremos que partir lo antes posible. Cayo ya se enteró de dónde estáis y no
tardará en llegar.
¾
Si es
muy fácil echarnos la culpa a nosotros. Tú te tenías que a verte identificado
como amigo. Aparecías en las visiones de una de las humanas y se temía por los
niños. Nuestra misión es protegerlos. Tenias que habernos informado. Iré al
poblado y avisaré al resto que partimos. Te esperamos en el poblado.
Viro
avisaba a Xavier, Connor y Julia de la información que el puma le había dado.
Julia dudaba de sus intenciones y cabía la posibilidad que fuera enviado por
Cayo. Viro estaba convencido que era amigo, no obstante no lo perderían de
vista en el camino y los muchachos seguirán con Pegaso. No tardó mucho el puma
en llegar al poblado asustando a Dalia, al verlo se agarró fuerte al brazo de
Xavier, señalándolo con el dedo.
¾
Un
puma… (La piel tostada de Dalia se volvió blanca) Un puma…
¾
Tranquila,
es amigo
Viro
se posicionaba al lado de Xavier, avisando a Connor que ya había llegado. Todos
querían saber la información que traía el mensajero, y hasta donde tenían que
ir. Después de examinar a simple vista el campamento, el puma se dirigió a
Xavier con la voz templada mirando de reojo a los humanos.
¾
De
camino vienen los indios Palaches, que nos ayudaran para cualquier
contratiempo. Son guerreros fuertes y ayudaran al elfo joven si es necesario.
Aparte tendremos que llevar comidas y abrigos para el camino y ellos lo
trasportarán pero tendremos que agradecerles su ayuda dándoles pieles de oso y
de castor. Cuando lleguemos al sur me indicaran el camino a seguir, sé que es un
monte donde os dirán lo que tenéis que recordar a la hora de reescribir la
historia pero no sé exactamente cuál es. También os dirá donde está la puerta.
Ahora tenemos que ponernos en camino, Cayo está demasiado cerca.
El
puma hacia guardia a la entrada de la cabaña de los humanos, los Palaches ya
estaban en el poblado siguiendo órdenes de Connor que era amigo de ellos,
acordando que partirían al amanecer y todo tenía que estar controlado. Viro y
Cuelebre volarían discretos y separados para no llamar mucho la atención pero
conscientes de que Cayo ya les había visto y les seguía la pista, por lo que era
cuestión de tiempo que los alcanzase, a no ser, que pensaran en una estrategia.
Llevaban
16 horas de camino y los niños tenían hambre y el cansancio se iba apoderando
de todos, Viro había visto una cueva de la que no sabía si en ella podrían refugiarse
en la noche y sabiendo que había que escalar media montaña, no estaba seguro de
que llegarían hasta ella. Xavier y Connor optaron por ella. La nieve era espesa
y pesada, el viento era tan intenso y gélido que apenas dejaba respirar a los
humanos. Las pieles que los abrigaban dejaban de ser suficiente a medida que ascendían
la montaña. Viro al verlos decidió subirlos por tunos entre él. Cuelebre y
Pegaso. La noche se echaba encima y Cayo podría aprovecharse de la debilidad
que ahora tenía el grupo. Cuelebre se daba toda la prisa que podía, por primera
vez, su vuelo era sobrio sin ninguna pirueta de las que tenía acostumbrados al
grupo, era como si presintiese cerca el
peligro, y cuanto antes estuvieran a cubierto, mejor para el grupo. Cuelebre
entre los vuelos que realizaba, pensó en voz alta que podía calentarles con sus
llamaradas pasándolas lo más cerca posible pero Xavier le hizo desistir de esa
loca idea. La llamarada daría el sitio exacto a Cayo de donde se encontraban, algo
que no se podían permitir ni tan siquiera, podían encender un pequeño fuego, teniendo
que calentarse unos a otros, con el calor de los cuerpos. Los Palaches que
habitaban la zona eran grandes conocedores de las cuevas de las montañas, y del
espíritu maligno que las rondaba, algo que les paralizaba. El puma que estaba
adiestrado para estos menesteres y sabiendo que los Palaches eran los que mejor
conocían el territorio, les rugía en espera que reaccionaran, viendo que era
cuestión de supervivencia, ante una más que posible ventisca. ¡Por fin…! Los Palaches
reaccionaban y enseguida el jefe al mando inspeccionó el territorio donde se
encontraba, y no satisfecho, ordenó a seis hombres para el reconocimiento y
búsqueda de la cueva grande, cueva que conocían de la época estival y que no
debía de estar muy lejos. No tardaron ni una hora en encontrar la cueva grande,
donde aparte de estar más cómodos estarían más resguardados para lo que les
esperaba. Los seis expedicionarios que habían salido en su búsqueda volvían a
por el resto del grupo contentos de haber cumplido con éxito la misión que el
jefe les había encomendado. Éste al verlos, supo que se tenían que ponerse de
nuevo en marcha, sus hombres les guiarían por un desfiladero, que para las
mujeres y los muchachos parecía un enemigo más. La escalada, doscientos metros
hacia arriba, se estaba convirtiendo en un infierno hasta para Xavier, que aún
cansado, no dejaba de mirar cómo iban sus compañeros de viaje hasta que llegó
el momento en el que le hacía seña a Viro para que fuera a por ellos. Viro con
delicadeza cogió, primero a los muchachos y después a las mujeres, pasándolos con
el pico a lomos de Pegaso, turnándose con Cuelebre para el resto de la
expedición. Una vez en la cabaña tocaba reservar fuerzas y víveres hasta que
amainara el temporal. Xavier, ordenaba cariñosamente a Dalia que organizara
junto con las otras mujeres la cueva, los hombres verían si había posibilidades
de caza, sin tener que coger de las provisiones, puesto que la ventisca, no
daba avisos de irse convirtiéndose la estancia en la cueva, en una incógnita.
Xavier y Connor al final optaron por aguantar en la cueva hasta que la ventisca
pasase. Era muy arriesgado para todo el grupo salir con el hielo por un
desfiladero de estrechos pasillos y paredes verticales.
Era
el segundo día en la cueva cuando parecía tomar un respiro el temporal, en el
que salían los Palaches en busca de caza y Julia se iban con Carlos en busca de
algunas hierbas para el resfriado que parte de ellos padecían. Xavier se
sentaba a la entrada junto con Belén y Cristina para las enseñanzas a los
muchachos. Dalia acababa de organizar la cabaña cuando se sentaba cerca de las
brasas, de la pequeña hoguera que aún calentaba memorizando las hierbas que iba
aprendiendo con todos sus poderes curativos y el poder que la mente hacia en la
curación del cuerpo. Era todo poder mental y tener fe en que uno se iba a curar
aunque desgraciadamente y por ley de vida, no siempre funcionaba. Belén
preguntaba si estarían preparados para la Misión, Xavier todavía no lo creía
pero iban por buen camino. Hoy hablarían de los minerales
¾
¡Chicos…!
(Belén reclamaba su atención) Hoy vamos a hablar de las piedras que tenéis.
Xavier os dirá todo lo que debéis de saber para la Misión Pero yo os iniciaré
un poco en los minerales. ¿Sabéis el origen de los minerales? ¿Dónde los
encontramos y por qué son necesarios?
¾
No
(Contestaron a dúo los hermanos)
¾
Chicos
según nuestro mundo los minerales tiene orígenes variados pero la mayoría
vienen de los líquidos y gases que hay en el interior de la Tierra. Éstos
fluidos transportan oro, plata y hierro pero cuando suben a la superficie terrestre
se enfrían, ya sabéis que en el interior de la Tierra hay temperaturas muy
elevadas, así que al cambio de temperatura se convierten en piedras a las que
llamamos minerales. También están en
minas exteriores a cielo abierto y minas interiores que son las que bajan los
mineros a los pozos para extraerlos. Las minas son necesarias porque sin sus
riquezas no tendríamos las comodidades que tenemos hoy en día, gracias a esos
minerales tenemos neveras, cocinas, coches, casas, etc. Pero los ecologistas se
quejan porque sus extracciones son la mayoría contaminantes para el medio
ambiente. Según creo esto ya está regulado pero no estoy segura de ello. Más o
menos para me entendías. Xavier ¿Tú tienes otra teoría?
¾
¿Entonces
las piedras que había en tu casa, son minerales? (Preguntaba Marco)
¾ ¡Vaya rollo! ¡Yo quiero jugar!
¾
Manuel
hay tiempo para el juego y para el estudio. Ahora toca estudiar. Si Marco pero
a esas las llamamos piedras preciosas o semipreciosas y son conocidas como las
gemas del zodiaco. No sé si Xavier quiere que os lo explique hoy o lo hará él
más adelante (Belén le regalaba un sonrisa a Xavier)
¾
Bueno
en mi mundo, en el que estamos ahora (Cristina tomaba la palabra), se dice que
en las entrañas de la tierra, viven los genios y los gnomos negros guardianes
de las minas, que son escuderos de las hadas y consagran sus vidas excavando
sin descanso, para sacar todas las piedras preciosas que hay en las entrañas de
la tierra, entregándoselas a las hadas para que las luzcan y realcen sus
bellezas. Pero algunas de las piedras, minerales como dice Belén, tienen un
poder oculto que solo los dioses y sus enviados saben. Ese es el caso que nos
ocupa a nosotros en nuestra Misión. Esas gemas del zodiaco junto al Gran Adamas
nos abre la puerta donde salen la tabla donde debéis corregir los errores que
los humanos y nosotros los seres mitológicos hemos hecho.
¾
Por eso es muy importante que conozcáis como
era la Tierra en su origen (Xavier interrumpía a Cristina, siguiendo él con las
explicaciones más serias) y como es hoy en vuestro mundo. Tenéis que pensar
bien lo que vais a poner en ellas y sabiendo que percusiones pueden tener. No
habrá más oportunidades para corregirlo, si os equivocáis y vuelve a ser un
desastre los dioses se enfadaran llevándonos a todos al inframundo donde todo
es oscuridad y donde impera el odio.
¾
¿Por
eso tenemos que estudiar tanto? (Preguntaba Manuel sin ocultar su desgana)
¡Jo…! Yo no quiero estudiar
¾
Manuel
tenemos que estudiar, ya lo oíste. Si no iremos todos al infierno.
¾
¿Y
dónde están las tablas donde hay que escribir? Marco, pon que no haya colegios
y que nosotros siempre tendremos juguetes, muchos juguetes.
¾
¿Se
puede poner eso? (Marco preguntaba a los adultos con el rostro ilusionado de
poder hacerlo)
¾
No. Lo
siento chicos pero no. Si estamos corriendo todos estos peligros es para
mejorar nuestro planeta y con ella a los seres que vagan por el universo y nos
protegen. No para que solo pensemos en divertirnos. El cuidado del planeta
tiene sus obligaciones donde niños, jóvenes y adultos estamos implicados. Si no
aprendéis de cómo cuidar las cosas y el por qué, no sabréis cuidarla y con ello
volveremos a caer en los errores del pasado sin que tengamos otra oportunidad.
¾
Belén
cuéntales (Xavier animaba a su amiga) cuales son y para qué sirven las gemas
del zodiaco
¾
¿Y el
Gran Adamas?
¾
Ese
otro día, ya sabes poco a poco. Ahora las piedras.
¾
¡Bien
niños! Sacar las piedras y las iremos viendo según os vaya diciendo cual es
cada una Las gemas del zodiaco son 12 y vamos a decir horóscopo y piedra que lo
representa y en cómo nos pueden ayudar. No os preocupéis sino os acordáis de
todo, os lo iré repitiendo una cada noche hasta que se os queden grabadas en la
mente. Seguro que cuando llegue el momento os acordaréis.
Comenzamos con Aries, su piedra es el Jaspe
Rojo y sirve para protegerse de las heridas y contra las hemorragias pero
también para quitar la timidez. Tau…
¾
¿Me
permites que les cuente una historia, Belén? (Belén asentaba con la cabeza, sin
entender muy bien el por qué, de la interrupción de Cristina) Había un nuevo
vecino en la comunidad del bosque encantado, donde convivían brujos, hadas,
animalitos y minerales. En la comunidad de los minerales, había un diamante al
que llamaban Gran Adamas por tener un azul que le hacía especial y distinto a
todos los diamantes que allí habitaban. El Gran Adamas, andaba siempre con la
cabeza agachada y con la mirada triste por no saber de donde procedía y no acordarse
en dónde estaba su casa. Un buen día, un brujo que se había hecho amigo de él,
habló con algunos de estos amigos con la esperanza de que lo ayudaran. Hoy el bosque
acogía en la pradera circular, que estaba en el centro, a estos amigos que cada
cierto tiempo o en ocasiones especiales, allí se reunían. Cuando llegó el
último, se sentaron formando un corro, abriendo la reunión dando la bienvenida
a todos, el carnero Aries, que ante las bromas de sus amigos, les contaba como
se había caído y lo beneficioso que era el Jaspe Rojo que colgaba sobre su
cuello, impidiendo la hemorragia de su herida en la pierna. A su lado estaba el
toro Tauro, que con su rudeza intentaba expresar sus sentimientos, luciendo el
Cuarzo Rosa que su padre, para fortalecerle el carácter sin parecer débil ante
los ojos de sus amigos, le había regalado. Junto a él, estaban los mellizos Géminis,
con sus buenas estrellas que los protegía de todo mal, en compañía del amuleto
que llevaban al que llamaban Ojo de Tigre. Tomaba la palabra el cangrejo Cáncer,
haciendo gala de su valentía que la armonía entre cuerpo y mente, le daba la Aventurina.
Cáncer miraba a su amigo el león, Leo, al que sonriente le reglaba la piedra
mágica Carneola que le calmaría sus nervios y le protegería de las pesadillas que
no le dejaban dormir. El ángel Virgo se estremecía al ver la amistad tan noble
del león y el cangrejo, mostrando a sus amigos el Cuarzo que estimulaba los
pensamientos y que en esa reunión, les hacía falta. No dejándolo acabar de lo magnifico
que era su amuleto, tomó la palabra la balanza parlanchina, Libra, que adornada
con la gema Ágata, teniéndola como amuleto para las mordeduras de arañas y
escorpiones con una ciencia avanzada les hablaba de los peligros que el viaje
llevaba, cosa que a su vecino el escorpión, que también así lo llamaban, viendo
la balanza de cómo lo miraba, se puso ante el grupo el Jaspe Sardo que de una
muerte violenta lo apartaba. Riéndose de tan infantil enfado, hablaba el
centauro Sagitario, presumiendo como de costumbre, de su piedra mágica la
Calcedonia que le hacía ser valiente sin malos pensamientos. Ajena de las
aventuras por no haber tenido ningún contratiempo en su viajes, estaba la cabra
Capricornio, a la que sus amigos la hacían mostrar su amuleto la Obsidiana,
calmante para los nervios e impulsora de la meditación. Acuario, el aguador del
grupo, ante lo repetitivo de las odiseas viajeras de sus amigos que en
aburrimiento se convertían, se puso a dibujar imaginado el viaje de cada uno de
los allí presentes, sosteniendo en su mano libre, su talismán, la Turquesina,
controladora de sus emociones. Los peces Piscis, observaban a sus amigos
pasándose entre ellos la piedra protectora. la Amatista, la cual les aportaba
la energía necesaria para seguir las conversaciones así, como las decisiones
que con gran sensatez, debían de tomar. No tardaron mucho, éstos amigos, en
ponerse de acuerdo para irse todos juntos hasta el Gran Adamas, al que rodearon
entre bromas y risas, comunicándole su decisión. Partirían junto con él, los
amuletos y la compañía de los Dioses, en busca de pistas hasta encontrar su
casa. El Gran Adamas sonreía para asombro de los que lo conocían y ya no
recordaban que cuando llegó al bosque lo hacía.
¾
¡Mirar
el Arco Iris! ¿Lo dibuja, Dios?
¾
Depende
quien te lo cuente pero en el colegio te dirán, que el Arco Iris se forma
cuando las gotas de agua y los rayos del sol se atraviesan. La luz del sol
tiene colores y cuando se mezclan es cuando nos iluminan. Cuando la luz del sol entra en las gotas de
agua, separa los colores y por eso se ve de colores formando el Arco Iris.
¾
En
vuestro mundo solo veis lo material sin profundizar en lo espiritual. (Xavier
volvía a hablar pausado, dando tiempo a que reflexionaran de que las cosas no
había por qué explicarlas tan frías, pensaba) Cuéntalo tú, Cristina.
¾
¡Bien,
chicos! Cuenta una leyenda, que un poblado donde las nieves cubrían las
montañas en los duros inviernos, vivía un niño que soñaba en tener pinturas
para pintarle las paredes a su mamá, que estaba enferma sin poder levantarse de
la cama, de animalitos y flores que tanto le gustaban. Toni, que así lo
llamaba, no sólo no tenía pinturas si no que también le faltaba tiempo para
hacerlo, por tenerlo su padrastro en el campo trabajando desde que salía el sol
hasta que se ocultaba. Toni nunca protestaba y siempre cantaba a la vez que le pedía
a Dios que le concediera las pinturas y el tiempo. La lluvia que pasaba por
ahí, le escucho ¡Y de pronto! La lluvia se paró mirando al sol: < ¿Por qué
no lo ayudamos?> El sol miró a Dios y cuando le dio permiso, le dijo a la
lluvia: <Comienza a soltar gotas, que no sean ni muy fuertes ni muy débiles,
que yo las atravesaré con mis rayos y formaremos un Arco de colores del que sólo
por esta vez, esos colores caerán en forma de lluvia> El Arco dejaba caer de
uno en uno sus colores llenando los jarrones de agua, que Toni tenia vacios.
Toni al verlo lloraba de agradecimiento y saltaba de la emoción. Ya tenía los
colores para pintarle las paredes a su mamá. Pero aun le faltaba el tiempo y
todavía no tenía las suficientes frutas que completarían la jornada de trabajo.
El viento que también le quería ayudar, vio los cestos donde las guardaba y
sopló con fuerza quitándoles a los árboles las frutas depositándolas en ellos.
Toni no paraba de dar las gracias y saltar de alegría. No solo ya tenía las
pinturas sino que tenia parte de la mañana y toda la tarde para pintarle las
paredes a su mamá. Dios se estremecía al verlo y pensando que había más niños
como Toni, hizo un pacto con los hombres en el que se comprometían que ningún
niño trabajaría a edad temprana y Él, les daría todo lo necesario para vivir en
la Tierra. También les dijo que si en algún momento se les olvidaba el pacto,
les sacaría el Arco Iris para que lo recordaran. El que esté saliendo ahora,
quiere decir que debemos de partir para cumplir la Misión.
¾
Eso
está muy bien, (Dalia hablaba pausado al igual que Xavier) pero es lo mismo que
dijo Belén.
¾
Sí
pero es muy pesado para la edad que tienen contar, cada uno de los minerales o
como se forma el Arco Iris tan riguroso, sin que se aburran. Si quieres que no
se te duerman y estén atentos, añadirles algo de imaginación y veréis si funciona.
Espero que los Palaches no tarden en volver. (Xavier se levantaba y felicitaba
a Cristina por los cuentos que les acababa de contar)
¾
¿Cómo
encendéis el fuego? (Marco tenía frío y quería que encendieran una hoguera)
Tengo frío.
¾
No
podemos encender fuego, Cayo nos persigue y con su magia seguro que nos mata a
nosotros y os lleva con él. Lo siento Marco pero de momento no hay fuego
¾
¿Nos
enseñarás a hacerlo? ¡Jo…!Yo quiero aprender! (Marco cruzaba los brazos
mientras se sentaba haciendo morritos)
¾
¡Está
bien…! Venir aquí adentro y haremos un fuego pequeño. Esta piedra es poderosa,
es oscura pero mira que pasa al golpearla con la roca. ¡Veis! Se forma vértices
afilados que sirven para hacer hachas, flechas y para hacer fuego… Al frotarla
con otra piedra suelta pequeños deslumbres que si lo acercamos a esta hierba
seca, veréis que produce el fuego. (Xavier frotaba fuerte el pedernal –piedra-
hasta que soltó las chispas) Aquí tenéis el fuego. Pero también se puede hacer
un palo de madera y un arco. Pero eso lo haremos cuando estemos en la selva.
Calentaros un poco, enseguida tenemos que apagarlo.
Llevaban
los Palaches con un cervatillo, cuando vieron el fuego y pensando en mantenerlo,
arrastrando los hombres más fuertes junto con Carlos que llegaba, una roca
pesada para tapar más de la mitad la entrada de la puerta. Con ello lograrían
que Cayo no los detectase mientras durara el asado. Otros estaban atando el
venado a un palo grueso de madera que encontraron y al que sujetaban un hombre
a cada lado soportando el calor de la hoguera. Algo apartados, no mucho,
estaban los niños junto con las nagas, Dalia y Belén. A Manuel se le había
quedado en la cabeza lo del fuego pero no entendía porque perdían tiempo si
Cuelebre lo hacía sin esfuerzo “Son
tontos” pensaba. Después recordaba que en casa pulsaban el botón de vitro
cerámica y se encendía y los mecheros también con darle a la piedra con un dedo
sin hacer tanto esfuerzo. No asimilaba todo eso y el por qué de tanto trabajo
inútil. Seguía pensando en lo difíciles que eran los mayores y cuando ya no
pudo más, le preguntó a su abuela en busca de respuestas.
¾
Aya
¿Por qué aquí lo hacen más difícil?
¾
¿El
qué, Manuel?
¾
El
fuego… Cuelebre lo enciende enseguida y nosotros en nuestro mundo también.
¿Aquí no hay encendedores?
¾
No
(Dalia sonreía ante los gestos de Manuel) Todavía no fueron descubiertos pero
gracias a que estos hombres descubrieron el fuego, como Xavier nos dijo, fuimos
descubriendo otras formas de energía hasta llegar a nuestro mundo.
Manuel
no sabía lo que era energía pero temiendo que se lo explicaran con otro rollo,
se fue al lado de su hermano que estaba jugando con Cristina. Los niños le
habían enseñado el juego del veo - veo al que ahora, se había hecho adicta.
El
día se hacía corto cuando la luna asomaba y veía como los muchachos se tumbaban
sobre las pieles vencidos por el cansancio. Dalia no dejaba de mirarlos, los
recuerdos de sus hijos y de sus otros nietos le venían a la mente, su
preocupación por no saber cuánto tardaría la Misión y si volverían con vida a
su mundo, hacia que por momentos la paralizara. Belén por su parte, pensaba en
su marido, en si estaría preocupado o seguiría con la secretaria. No quería
tener malos pensamientos y sacudiendo levemente la cabeza pensó en como seria
su amigo, el mago inglés, del que ahora no recordaba su nombre. “¿Nos estará viendo Mahatma? ¿Estaremos por el buen camino?” Julia les
devolvía a la cueva con una observación, sus rostros denotaban preocupación y
quiso liberarlas de los temores.
¾
Vosotros
los humanos siempre estáis llenos de temores. Los miedos no traen cosas buenas
(Julia miraba a ambas con la mirada penetrante en busca de sus dudas) Los
pensamientos negativos traen cosas negativas que os hará más débiles. Confiar
en nosotros, pero sobre todo en vosotros. Si cerráis los ojos y ponéis la mente
en reposo, os dará paz y sosiego. Dejar que salgas las energías negativas y
dejar que entren las positivas. Escuchar a la naturaleza os está diciendo si
vamos por el buen camino y como debemos de hacerlo.
¾
Eso es
fácil para ti pero en nuestro mundo dejamos también seres queridos que deben de
estar preocupados por nosotros (Belén tomaba la iniciativa)
¾
Perdona
Julia, solo es que estamos cansadas. (Dalia notó el tono alto de Belén e
intentaba disimularlo) Todo el día en la cueva parece que perjudica a nuestros
nervios. Confiamos que nuestras familias no se hayan dado cuenta de nuestra
ausencia y así estarán tranquilas. ¡Quién sabe! Igual esto es una pesadilla y
todavía no nos hemos levantado
Las
risas todavía hacían eco de la ocurrencia de Dalia por ese momento distendido, que
fue un regalo, ante el frio y las penurias que en la cueva estaban pasando. La
cueva era profunda con humedad, por lo metida que estaba en la montaña pero así
todo, temían ser descubiertos por Cayo llegando a llevar sus privaciones al
máximo de lo que podía, sin tener ni una cosa más de lo necesario.
Cayo
se encontraba más al norte que ellos también en el Nuevo Mundo. Su magia hacia
que viera por los ojos de sus ejércitos y por los de algún que otro mercenario
del inframundo. Su poder era tan grande que hasta los animales de la selva presentía
al ser maligno que llevaba dentro. Todo se paralizaba a su paso, nadie se
atrevía a respirar sin su permiso. Tosco, permanecía en su hombro derecho en
espera de nuevas órdenes, sabiendo que los misioneros estaban cerca de la costa
Atlántica camino del interior. Cayo se fijó que por aquella zona estaba el
poblado de los indios Palaches, grandes cazadores y conocedores del terreno, pensó
“No andarán muy lejos del poblado”
Envió un escuadrón de Dragones Negros camino del sureste, con órdenes de
matarlos a todos menos a los muchachos. A ellos, ya les llegaría su turno y sus
cabezas seria devoradas por quien los apresara y así apoderarse de su
sabiduría.
Todavía
no había amanecido cuando Viro los puso a todos en marcha, las aves buscaban
refugio y los animales se iban a sus guaridas. Los árboles no agitaban sus
ramas y el sol se negaba a dar señales de vida. Xavier dio un último repaso a
la cabaña cuando el último eco que quedaba se apresuraba a salir haciéndolo
sonreír tímidamente, no quería pensar si Cayo daba con ellos, lo que les podía
pasar. Cuelebre dio un silbido corto, esperanzado de que Xavier lo oyera y éste
mirándolo a los ojos, le pidió precaución. Alzaron el vuelo bordeando las
montañas hasta una explanada pequeña cercada por arbustos donde iban dejando a
los pasajeros para ir a por los otros. Los primeros en ir fueron Carlos, Marco,
Manuel, el Jefe de los Palaches con dos guerreros más. También habían
aterrizado con Dalia, Belén y las Nagas que se apresuraron a esconderse detrás
de los arbustos.
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