jueves, 29 de marzo de 2018

LOS ELEGIDOS (Capitulo 3)


LA ESCOLTA

Traspasaban la puerta mágica, cuando Manuel enmudecía con las lágrimas asomando a su rostro, apretando el brazo a su hermano Marco, que estaba paralizado viendo que ante ellos estaba Herminia, la escila. Un monstruo con doce patas y seis cabezas dejando asomar sus afilados colmillos que ladraba sin descanso y devorando todo lo que a su vera se acercaba. Su guarida era una cueva donde a sus presas llevaba. Todo estaba siendo observado por el grifo Viro. Que no perdía detalle. Y sin más preámbulos, entró en combate para el rescate de los niños derrotando a Herminia, haciéndola huir a su guarida. Viro se acercó hasta los niños despacio, no quería asustarlos más de lo que ya estaban pero sin perder de vista como Herminia se alejaba.

¾    Tenéis El Gran Adamas. Tendré que protegeros de los peligros que os acechan.

¾    ¡Anda, si habla! (Manuel no daba crédito, era el primer animal que veía que hablaba y un poquito raro) ¡Marco lo oíste! Está hablando.

¾    Sí, calla. (Marco lo miraba todavía asustadizo y desconfiado y temiendo por él y por su hermano) ¿Y tú quien eres? Como nos hagas daño, lo lamentarás

¾     No temáis no os haré daño(Al grifo se le escapa la risa, ante la débil amenaza del cachorro humano) El Gran Adamas es un diamante mágico que el que lo posea y lo tenga junto con las gemas preciosas del zodiaco podrá cambiar el universo., Si cruzasteis la puerta mágica es que lo tenéis y todo el universo está en alerta sobre vosotros. Estáis en la Era Mitológica y yo seré el que os proteja junto con algunos amigos que encontraremos por el camino. Ahora subir sobre mis lomos que tenemos un largo viaje y habrá que encontrar un lugar seguro.

Despegando estaba Viro cuando escucharon las voces de Dalia y Belén, que apresuradas y tirándose en plancha, habían logrado pasar antes de que se cerrara la puerta. Los gritos de Dalia retumbaron en el valle haciendo un eco ensordecedor que movilizó a todos los monstruos malvados. Viro las miró violentamente haciéndolas callar, ya sabiendo que era inútil. Con el pico subió primero a Dalia y después a Belén sobre sus lomos volando velozmente ante los ogros y dragones negros que los perseguían. Viro los esquivaba como podía, hasta que algún amigo viniera en su ayuda. Pegaso, un corcel alado y el más rápido de los animales galopaba vertiginosamente al encuentro. Los niños eran un suculento plato para muchos de los monstruos que los estaban atacando. El poder que ahora tenían ellos junto al Gran Adamas, era lo que más anhelaba Cayo, el mago más malvado de todos los tiempos. Cayo dirigía desde el castillo a las fieras en busca de las joyas a las que no estaba dispuesto a perder, para convertirse en el dueño del mundo.

Pegaso se aproximaba a Viro mientras los dragones en formación militar de ataque, dirigidos por Cuelebre, se posicionaban ante el Ciclope, los ogros y los dragones negros que atacaban a Viro. Afortunadamente los seres malvados no estaban organizados y atacaban a destiempo dando lugar a Viro pasar los pasajeros a los lomos de Pegaso en el tiempo que Cuelebre se encargaba de entretener a los dragones negros, dando tiempo a que sus amigos escapasen. Él ya les daría alcance. Los balames que controlaban los cuatro puntos cardinales al ver la desorganización de los jóvenes y que el tan delicioso motín de los niños, se escapaba, se enfurecieron atacando a Cuelebre y a Viro e hiriendo a éste último. Cuelebre, al verlo, soltó una llamarada de fuego envenenado alejándolos de ellos. Los viejos balames ya no tenían tantas energías y con las barbas blancas quemadas, se retiraban lamentándose de su fracaso.

Pegaso seguía galopando todo lo deprisa que podía, agitaba sus alas para elevarse por encima de las montañas con un despegue vertical que a Manuel hizo, abrazar a su abuela con el miedo metido en el cuerpo de un niño de 5 años al que unos seres fantásticos, querían matarlo. Marco con los ojos abiertos como platos, no perdía detalle de la batalla entre los monstruos, preocupándose por la suerte que corría Viro al que dejaron acorralado por los Dragones Negros. Pegaso ya sobrevolaba las montañas cuando vio al Can Cerbero, un perro gigante con tres cabezas y teniendo por cola una serpiente, que custodiaba la puerta del infierno donde los muertos no podían salir y los vivos no podían entrar. Pegaso trató de ignorarlo para que los niños no lo vieran pero Cerbero le habló,

¾    No tan rápido Pegaso, que no tardando mucho estarán todos aquí dentro. Me alimentaré de ellos (El Can Cerbero señalaba la entrada de la puerta y se reía creyendo todo lo que decía)

¾    ¡Eso ya lo veremos! No solo Viro y yo iremos con ellos.

Por primera vez a Marco se le veía una lágrima, la tensión por el esfuerzo que hacía por disimular sus miedos, lo vencieron. Belén que estaba pendiente del niño, lo abrazó contra su pecho y depositando un beso sobre la frente, le sonrió. Sonrisa a la que respondió Marco, que sin dejar de mirar a su hermano, volvió hacer de hermano duro que cuidaba de él a pesar de sus 7 años camino de 8. Dalia miraba a sus nietos con la ternura de una abuela orgullosa de ellos. Sabía que Manuel era más miedoso que Marco pero éste, a pesar de ser mas independiente necesitaba tanto o más cariñoso que Manuel. Dalia levantaba la mirada al cielo rezando a Dios para que escuchara sus plegarias y para que los ayudara en todo momento. Belén la miraba tan preocupada como ella pero a la vez esperanzada de que todo saldría según lo señalado por su amigo. Dalia se sobresaltó al escuchar a Manuel gritar emocionado.

¾    ¡Mira aya! Son enanos ¿Nos harán daño? (Manuel miraba a su abuela pidiendo que lo tranquilizara)

¾    No Manuel (Contestó Pegaso) Son amigos, ellos son duendes y os darán de comer y cobijo donde dormir.

¾    ¡Anda tú también hablas! ¿Cómo te llamas?

¾    Pegaso. Seré uno de vuestros compañeros en la misión.

¾    Nosotros no tenemos ninguna misión (Contestó enfadado Marco)

¾    No te enfades Marco, que este lindo corcel es nuestro amigo (Haciéndole carantoñas le contestó su abuela)

Pegaso ya en la pradera miró a Belén y guiñándola un ojo, se tumbó sobre la hierba para que desmontaran cerca de los duendes que los esperaban. Entre sonrisas y señas, les pedían que los siguiesen hasta el poblado donde lo tenían todo preparado. EL olor a comida abría el apetito a los niños que ya estaban tranquilos y jugando con los otros niños del poblado. Mientras, Pegaso no dejaba de mirar el horizonte esperanzado en volver a ver a Viro, sin que diese señales de vida y la noche se echaba encima.

La Luna hacía tiempo que vigilaba cuando Viro aparecía a trompicones sobre el poblado. Al verlo, se quedaron todos contentos viendo que Viro solo tenía pequeñas heridas que el curandero de los duendes sanaría.

Llamó a los muchachos Dalia, para que se unieran a ellas que estaban sentadas alrededor de una hoguera, frente a su choza.

¾    Belén creo que ya es hora que nos cuentes de que va esta historia. (Dalia solía hablar pausada como midiendo sus palabras para que nos sonaran hirientes) ¿A qué se refería Pegaso con eso de la misión?

¾    Sí bueno no pensaba que esto fuera tan pronto pero al precipitarla los niños… No sé (Belén bajaba la mirada pero subiéndola enseguida para tranquilidad de su amiga) ¿Te acuerdas del paquete que mi amigo de internet me envió y que llevaba una carta? (Dalia afirmaba con la cabeza) ¡Bien…! En ella me decía que debía de llevar el Gran Adamas junto con las gemas del zodiaco a un lugar sagrado donde los hombres con cabeza de perro lo custodian.

¾    ¡Qué son las gemas Belén? (Marco preguntaba no perdiendo nada de lo que Belén contaba, era como cuando su madre les contaba un cuento)

¾    Son las piedras de colores que encontrasteis en mi casa y que no debéis de sacar en ningún momento ¿Por qué las tenéis con vosotros, no?

¾    Si Belén aquí están (Manuel las sacaba junto al Adamas del bolsillo del pantalón)

¾    ¿Eres tonto? No ves que dijo que no las sacáramos (Marco de un manotazo quitó la bolsa donde estaban las piedras y el Adamas y se la guardó en su pantalón)

¾    ¡Queréis callar, niños! (Dalia los reprendía para que Belén no perdiera el hilo de la conversación y así poder enterarse de la dichosa misión) Prosigue por favor Belén, ibas que había que llevar el Gran Adamas a un lugar sagrado.

¾    ¡Ah sí…! Sé que es una Isla pero en verdad no sé donde está. Tuve que aprender magia blanca y se supone que veré ese lugar en un sueño pero todavía no he visto nada.

¾    Pero si no sabes dónde ir, ¿cómo vamos hacerlo? (La cara de Dalia era de preocupación)

¾    Ya te dije que se supone que veré el lugar en un sueño. La magia nos vale para cualquier contratiempo que tengamos. Mi amigo en la carta también me decía que iría con dos niños cuyos nombres llevarían la letra M (Belén se ría asombrada por la adivinatoria de su amigo. Los hermanos eran Marco y Manuel Melibea) ¡No me digas que no es asombroso el dato! También nombraba a una gran mujer con temple y amiga mía y nos escoltaría un grifo, un corcel, un dragón, dos elfos y tres nagas. Ellos nos darán seguridad, sabiduría y magia para los peligros que nos esperan. Nos protegerán con sus vidas si hace falta. De no cumplir esta misión, este mundo donde vivimos, y al que conocemos junto al universo, desaparecen y con ellos, todas las criaturas. Las tinieblas se apoderarán de ellas llevándolas a la destrucción. Si por el contrario la cumplimos, los niños tendrá que colocar el Gran Adamas en el centro y las gemas alrededor y en el orden de las agujas del reloj. Entonces se abrirán las entrañas de la tierra y asomarán unas tablas, en ellas deben de escribir lo que queremos para el buen funcionamiento del planeta. Borrarán todo lo que nuestros antepasados hicieron mal y lo mejoran por el bien de todos. Las tempestades son castigos, por la maldad de los hombrees con la madre naturaleza. Los pesticidas acaban con las especies que la engrandecía y cuidaban de ella y a la mar se le devolverá su agua que ingratamente fue sustraída. Tendrán que escribir que no habrá centrales nucleares, ni bombas atómicas, que miraremos por no tirar las cosas que no nos sirvan en el campo o en la mar y que todo lo que destruyamos será de nuevo reimplantado o reciclado. No gastaremos más papel que el necesario para no talar un árbol del que necesitamos. Así sucesivamente con todas las cosas que hicimos mal. Esto es como una segunda oportunidad. Hay un mago perverso, que se llama Cayo, y quiere el Gran Adamas para tener el poder sobre las tinieblas y ser el único que se salve de la destrucción y volviendo a las ánimas esclavos. Los niños son las piezas importantes en esta aventura. Ellos son los que deben sobrevivir aún acosta de nuestras vidas (Belén se levantó y sentándose junto a Manuel haciéndole un mimo) ¿Verdad que ahora que sabes que eres un niño muy importante, y ya no tienes tanto miedo? ¿Qué serás muy valiente como tu hermano?

¾    Yo soy más valiente que Marco (Le entraba la risa pícara sabiendo de la mentirijilla que estaba diciendo)

¾    Tú eres una gallina, tienes miedo a todo. Yo sí que no tengo miedo a nada. Soy más valiente que tú (Marco intentaba picar a su hermano para que se enfadara consiguiéndolo) Gallina, gallina, gallina…

¾    ¡Aya míralo! Yo no soy gallina soy valiente.  ¿A qué no, Belén?

¾    ¡Ya está bien, niños! Vámonos que mañana creo que nos espera un día pesado. (Dalia hablaba casi susurrando, el cansancio se apoderaba de ella) Belén, yo siempre daré la vida por mis nietos. Siempre…

La aurora ya asomaba tras la luna, cuando Cuélebre, las Nagas y los Elfos llegaban al poblado en busca de Viro y Pegaso, la tropa ya estaba reunida para la misión que les esperaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario